Por Olga L. Martínez

 

Atravesaré el cielo, y en las aguas rojas de tus venas
morderé el cansancio y la lujuria.
Entre tanto silencio, emerges con mi luz.
Muerdo el agua y el sudor cubre la piel con que te beso.
Araño un suelo fértil y retoño en tus entrañas.
No demorarán
el llanto, ni la lluvia.
No atrasaré los relojes.
Quiero ser el tiempo en tu garganta ahora.
Se desbordan los mares por donde has de llegar:
vuelto sueño.
Vuelto ángel. Vuelto pez.
Una golondrina no volará en un cielo verde.
Descorre las cortinas para el salto.
Allí donde los gemidos se interceptan, estoy.

 

Por Ulices Trujillo

 

Cada sábana destila
Luz por tu leve calle
Y es la música el detalle
Que trepa por mi pupila.
Blanca paz, sin clorofila.
Colgada de mil razones
Junto a secretas pasiones
Con beso tibio despiertas,
Ciudad, y tus horas muertas
Renacen en los balcones. 

 

 

Por Isabel Ricardo

 

La noche trae oscuridad
No encuentro el camino
Solo ansío la luz de tus ojos
Que cual luciérnagas me iluminan
Y guían mis pasos.


Mi silencio y yo


Mi silencio y yo
Estamos solos
Pero admito la presencia de mi sombra
Ya somos tres.


Nombres

De todos los nombres
aunados en el universo y
pronunciados por mil labios
…mi favorito es el tuyo.

Por Hansrruel Aldana (El Poeta de Junio)

 

Pero esta vez yo me rindo,
porque el mar me sigue
mirando de lejos,
porque estoy tan roto
que luchar no puedo,
porque duele el alma,
y vivir da miedo.
Esta vez me rindo.
Esta vez no quiero
levantar las manos
y empezar de nuevo.
Esta vez renuncio
a soñar mi sueño,
esta vez me marcho
del mundo en silencio.
Con las manos rotas,
con el pecho abierto,
con la luz marchita
de sentirme preso.

Por Silvia Valdés

 

         …oscuro o claro, no lo sé, no estoy delante.

                           Manuel Altolaguirre


Yo no sé de Mujer fruta-serpiente.
Bendita una mitad, otra maldita.
Que se muere en la sombra, resucita
y se adentra en la luz, irreverente.

Yo no sé si es un ángel penitente
en busca de perdón y de consuelo,
o un espejismo de gaviota en celo
cuando retorna del delirio ausente.

Yo sólo sé de la Mujer-paisaje
que va siguiendo en su peregrinaje
la ruta del ocaso y de la aurora.

Insólita Mujer del Claroscuro,
vislumbre del presente y del futuro,
ignorante del tiempo que no ignora.

Por Ana L. López

 

Hay noches en que despierto despavorida gritando: ¡maldito, maldito! Y al cabo de unos segundos enciendo la luz y me pregunto, a quién se lo dije. No recuerdo nada del sueño, o quizás no fue un sueño sino la realidad sucia y terca que me acecha, que se aglomera en forma de gritos o alucinaciones. Maldito puede ser un préstamo bancario, un revendedor de pan, un día de lluvia intensa; maldito puede ser ese que te sonríe a diente pelado y que crees conocer, maldito suele ser el chicharrón que te rompe el diente, pero más lo es el deseo de comerte el chicharrón y no tener un centavo. Maldita es la necesidad, la culpa, la ansiedad, las enfermedades, la envidia; maldito es ese momento en que despierto sola sin un abrazo en medio de la noche. Al encender la luz y detener mis pensamientos negativos, digo, si no soy capaz de colgar los guantes entonces trataré de verle el color a la rosa, porque de espinas ya tengo marcas. Me quedo fija en un punto inexistente en la pared y sonrío; bendito sea mi despertar, digo, benditos sean los besos robados, benditos sean los locos que lanzan música y letras, la sonrisa de un niño, bendito sean los colores, la sal, bendito sean los abrazos sinceros, el te extraño, la llamada inesperada, la medicina, benditos sean los buenos corazones, bendita la persona que vence su ego, la fuerza para mantenerse en pie en este convulso milenio;

Por Anisley Fernández

 

ya usual:
sentarme en pórticos de noche
con un cuchillo entre las manos
fingir que el hambre es gloria

el cazador que robará tu piel también escurrirá su hambre
contra la fantasía de las muchachas que salen a cazar su pan
embarazadas de una quietud un hambre céntrica
como punzón al seno
son estampillas de purpurina
materia de una restauración irreductible
están echadas a la suerte del zoombie
y llegan lejos muy lejos
a pie

Por Josefina Ezpeleta


yo

que pienso en azul
hoy no tengo el mar
hoy tengo esta difusa tristeza
que me obliga a divagar
y a buscar en esta mente azul
algo que quite las lágrimas
yo
que pienso en azul
y la neblina de la nostalgia
se enseñorea en mi alma
para no dejarme ver
ni los abrazos que recibo
ni el cariño que me profesan
yo
que pienso en azul
no puedo dejar de pensar en ti
que siempre me has cuidado
de cerca de lejos
sin preguntarme nada
pues lo sabes todo

Por Olga L. Martínez

 

Una ilusión,
es como una
piedra.
Si no aparece
quien
la patee,
se queda
en su sitio
para siempre.

Amaso la tierra
y aún no
subo al
árbol que sembré.

De los frutos
quedan
pocos.

Por Alberto Vega Falcón

 

1


Orlando Víctor, juglar
en su Guamuhaya Verde;
pasa el tiempo y él no pierde
el hábito de soñar.
Suele siempre cabalgar
en su potro, una quimera
de palo, que en primavera
cortó en un viejo lindero
y suelta allá, en El Jobero
un relincho de madera.