Por Ian Rodríguez
Diáfana la muerte que me arrulla
 aún cuando entre sombras negras,
 diáfano en mis ojos el lenguaje
 sugestivo del silencio.
 Heme aquí savia por siempre
 de greda y turba florecida.
 Ya soy espora del tiempo,
 raíz que me desova al alba,
 ahora soy manto y rocío.
 En la furia infinita de la tierra
 heme aquí sembrado.
 
											 
   
  
 
						













