Van Gogh de girasoles nada sabe,
 me resulta un total desentendido,
 los pinta sin cesar por atrevido
 en un mental y prístino arrocabe.
 
 Su locura semeja un vuelo de ave,
 tiene como un enésimo sentido;
 girasoles pintar no le ha servido
 más que para sentirse “enfermo, grave...”
 
 De pintar girasoles nunca deja
 y hasta quiere cambiar por una oreja
 uno, encima de un lienzo de arreboles.
 
 Girasoles pintar tiene su encanto...
 No importa si sé mucho, poco o tanto:
 Yo soy Van Gogh y pinto girasoles.
 
											 
   
  
 
						













