Por Olga L. Martínez

 

Una ilusión,
es como una
piedra.
Si no aparece
quien
la patee,
se queda
en su sitio
para siempre.

Amaso la tierra
y aún no
subo
al árbol que sembré.

De los frutos
quedan
pocos.

Solo los
que decidieron
aferrarse
a sus raíces.

Por Eduardo Daniel González

            

           A Gabriela Bosh Isasi,
                             eternamente.

Desde una esquina del viernes
la maestra y el niño se han mirado,
¡con qué irremediable costumbre!:
como la pizarra y el pupitre,
como las horas y las memorias,
                   como el tiempo.

                                Y saltan
las palabras, en fin, saltan
desde el inconfundible orgullo de la tiza
a la blanca caricia minuciosa que desdibuja
el rumbo fugaz, prudente,
de la penumbra que me anuda los ojos;
que descansa y me habla luego,
como si esas manos desnudas sobre mi sien
fuesen las poderosas sonrisas del idioma
o el pañuelo hondo que me abraza
y no encuentro.

Por María Salomé Pérez

 

Con olor a toronja,
a grafito  arrugado,
de aquel pezón gris,
el alma del aguacero
que cayó en la tarde.

Mi verso no sueña con estigmas,
es libre hacedor en la muchedumbre.
La letra cae y moja la ventana,
vuela junto a los gorriones,
vuelve a mi.
Me toma de la mano,
y subimos a la locomotora
sin rumbo.


Sin rumbo


Hoy mi verso sabe a historia,
a estación de tren,
o quizás de un Abril
qué no ha querido
parir amapolas.

 

 

Por María Salomé Pérez

 

Bajo mis pies una estrella
sobre la espuma, la flor
¡Grita pálido el amor!
Al despertar la querella
¡Relámpago más centella!
Yace la flor y presiente
una estrella irreverente,
rompe los versos la roca
pinta un poema la boca
dice el alma lo que siente.

El alma divina y pura
con su total mansedumbre
enciende su propia lumbre
sin carbón, sólo ternura.
Es barco y arboladura,
es surtidor erudito
vuela como pajarito,
sin tiempo de hacer escala
con brújula bajo el ala,
advierte el sendero escrito.

 

Por Alfonso del Rosario Duran

         Happiness is a warm gun
        
                 John Lennon


Ahí está Yoko Ono sobre la cama
consumiendo el último cigarrillo
mirando detenidamente el blanco del techo
(horas antes quizás hubiera cantado
Love me do contigo en la bañera)
sus manos palpan su delgado rostro
mientras la luz espera a que vuelvas.

Su pelo largo
sus ojos finos
su sonrisa que te gusta
esperan en vano

Se pone de pie
hoy podría ser un día igual a otro


Pero hoy es ocho de diciembre
John está camino de la felicidad

Ya han sonado los disparos.

Por Liset Saura

 

Llanto de cristales rotos,
licores derraman, hieren,
resurges cuando se mueren
los desaciertos ignotos.
Se persignan los devotos
ante el efluvio de sus
ancestros, brisa de luz
que en hojarascas se entregan
y en el delirio le ruegan
bendiciones a la cruz.

Baten sus alas las hojas
secas por los desafueros,
escritas sobre maderos
se advierten las paradojas.
Al infortunio le arrojas
los errores, las desidias,
hay torbellinos de envidias
infalibles que circundan.
Los avatares inundan
al numen con el que lidias.

 

Por Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé)

 

           A don Eligio E. Capiro

(Fragmentos)


Huye la noche sombría
al son del céfiro suave
y nos anuncian las aves
la vuelta de un nuevo día:
todo es luz y poesía,
todo es encanto y belleza,
el zorzal en la maleza
extiende sus pardas alas,
y ostenta sus ricas galas
la feraz naturaleza.

Susurra el verde palmar
y la luz de la alborada
dora la roca empinada
de las orillas del mar:
se admira el tenue brillar
de la estrella matutina,
muere la densa neblina,
cruje el cedro allá en los montes,
y a los bellos horizontes
el sol naciente ilumina.

Por Richard Gutiérrez

 

Grababa en los bosques a punta de cuchillo
la nomenclatura de mi nombre:   
palabras perversas de mujeres efímeras.
Los árboles fueron diarios
en cronología de apuntes.
A veces olvidaba los signos escritos
que me susurraban las voces del aire.
¿Quién puede vivir sin los bosques?
Los árboles nunca me dieron el frente;
por eso el acero marcaba su espalda.
Mis amigos sicólogos visitaban los árboles
y hacían estudios de las mentes humanas.
Escribí mis  poemas en sus verdes cortezas,
fui un escritor de epigramas con aplausos de hojas.
Mis libros sin nombre son la selva y su encuentro.

 

Portada2

 Por Derbys H. Domínguez Fragela

                ¿Por qué me trajiste, padre,
           a la ciudad?
                ¿Por qué me desenterrast
           del mar?

                                Rafael Alberti

Abro Memorias de un gladiador, poemario que Pepe Sánchez, (Cumanayagua, 1956), publicara por Ediciones Mecenas, 2023, y en la página inicial encuentro “Socráticas”, el soneto puerta o umbral.

 

 

Lo primero es un viento favorable,
ser el gurú que escribe tu destino,
la ruta sobre el mar, tu sol latino.
Mantener firme la pasión, lo amable.

Por Armando Arturo Cazares 

 

          Pienso, luego existo

             René Descartes

 

La extraña sensación del abandono
(que tan extraña no es), siente la prisa
de arrebatarme el alma de algún modo.
Y pienso:¿Existe un Dios? ¿Es Él quien  mira

su experimento roto? Y si no hay Dios...
¿Soy yo quien mancilló su propia vida?
Existo, como prueba de un amor
que estaba destinado a su fracaso; 

y pienso, que alguien tuvo la razón
(mas nadie fue culpable de intentarlo).
Existo, soy el hombre de mis sueños
que sueña con ser hombre (soy esclavo).

Y pienso en el futuro (en ese incierto
designio del reloj) y en el camino
que aún debo recorrer (pero me pierdo).
Existo, junto al polvo que respiro,