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Por Gertrudis Gómez de Avellaneda
¡Perla del Mar! ¡Estrella de Occidente!
¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo
la noche cubre con su opaco velo,
como cubre el dolor mi triste frente.
¡Voy a partir!... La chusma diligente,
para arrancarme del nativo suelo
las velas iza, y pronta a su desvelo
la brisa acude de tu zona ardiente.
¡Adiós!, ¡patria feliz, edén querido!
¡Doquier el hado en su furor me impela,
tu dulce nombre halagará mi oído!
¡Adiós!.. Ya cruje la turgente vela…
¡El ancla se alza… El buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela!
Tomado de La noche de insomnio. Antología poética. (Editorial Letras Cubanas, 2024).
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Por Armando A. Cazares
Amor cuerdo, no es amor…
José Martí
—¡Descríbame! —Una mancha…
Sus labios embarrados con la tinta
de aquel dibujo erótico. La quinta
mordida de una idílica revancha
(ELECTROSHOCK). Denoto una avalancha
de besos y ternura que sofoca.
Los gritos inefables de una loca
que aplacan mis suspiros. La sonrisa
fugaz que en mis desvelos aterriza.
—¿Qué es lo que ve? —Siluetas de su boca.
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Por Gustavo Adolfo Cardoso Rodríguez
Dust in the wind
Kansas
Domingo 17 (Son ideas, Osvaldo Rodríguez y los 5U4)
Con el espíritu fortalecido después de una ida y vuelta más al lugar de mi acostumbrada peregrinación, llegué a ”mi rinconcito” de Úrsula y Vía Blanca, en el populoso barrio del Cerro, Cerca de la famosa heladería – frutería Fruti-Cuba de la zona. En casa la misma rutina de siempre, “La vida sigue igual”—me decía— parodiando a Julio Iglesias: releer a Stephem King en su fantástica novela Resplandor, deleitarme con el rock sinfónico Rapsodia Bohemia de Queen con el inigualable Freddy Mercury —Dionicio no era bobo— pensaba al saborear un vinito brindis con su Partner Café Bustelo, recién colado. La coletilla del día consistía en sentarme a contemplar el ir y venir incesante de vehículos que pasaban frente a mí por Vía Blanca con destinos inciertos, quizás como el mío. Exhorto, y con la mirada fija, no vi pasar las horas frente a aquel torrente en la avenida que se me antojaba mágica, como las historias contadas por el gran escritor cubano Alejo Carpentier en su novela El Reino de este Mundo en relación con su acuñada frase de lo “real-maravilloso”, creía ver en esa sucesión de vehículos al Manco Mackandal convertido en ave, serpiente o pez, conducido magistralmente por la mano certera de su autor, en la voz escrita de Ti Noel.
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Por Rafael Alcides
El día más solitario del mundo
será el de tu muerte.
Después, resignación;
después, costumbre,
y olvido después.
Incluso el olvido de ti mismo.
Pero, qué solitario, qué soledad
tan grande, ¡válgame Dios!,
la de ese primer día.
De Nadie (Editorial Letras Cubanas, 1993).
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Por Mario Muñoz Lozano y Danay Galletti Hernández
La Habana (Prensa Latina) Descubrir la rica historia del bisabuelo negro mambí marcó un nuevo rumbo en la vida de Arístides Hernández (Ares), quien en medio del recogimiento provocado por la pandemia de Covid-19 se dedicó a organizar el árbol genealógico familiar.
La vida de Benigno Najarro Girón y su participación en las luchas por la independencia de Cuba del colonialismo español centran la investigación del reconocido artista visual, en los mismos archivos donde tantos otros cubanos hurgan en las huellas de su pasado ibérico.
Pasaron más de 120 años de aquellas guerras libertarias, pero los recuerdos aún se transpiran, perduran en la carne, en los apellidos, en la memoria y en el orgullo por los ancestros de mucha gente en Cuba.
Lo resumió el reconocido cantautor cubano Silvio Rodríguez en su tema Yo soy de donde hay un río: “…Soy de un paraje con brío/Donde mi infancia surtí / Y cuando después partí / A la ciudad y la trampa / Me fui sabiendo que en Tampa /Mi abuelo habló con Martí”.
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Por Lucio Pérez
...sé que podría ser diferente
Pero de qué valdría pedir
si solo con ellos revelamos
la certeza de carecer.
Miguel Barnet
He olvidado de qué lado estoy en el planeta
aun así celebró el sol que nos alumbra
y me pongo en complicidad con la memoria.
El heno se confunde en el asfalto
nada tiene que ver con espejismos
y me monto en viaje de regreso.
He perdido el camino tras el último toque
de campanas;
mientras unos se ocupan de cambiarle el rostro
otros descubrimos cicatrices que dejan las ausencias,
y salimos a escribir en sus murallas
la última voluntad de los sobrevivientes
para que el miedo no espante a los fantasmas.
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Por Mario Muñoz Lozano y Danay Galletti Hernández
La Habana (Prensa Latina) Descubrir la rica historia del bisabuelo negro mambí marcó un nuevo rumbo en la vida de Arístides Hernández (Ares), quien en medio del recogimiento provocado por la pandemia de Covid-19 se dedicó a organizar el árbol genealógico familiar.
La vida de Benigno Najarro Girón y su participación en las luchas por la independencia de Cuba del colonialismo español centran la investigación del reconocido artista visual, en los mismos archivos donde tantos otros cubanos hurgan en las huellas de su pasado ibérico.
Pasaron más de 120 años de aquellas guerras libertarias, pero los recuerdos aún se transpiran, perduran en la carne, en los apellidos, en la memoria y en el orgullo por los ancestros de mucha gente en Cuba.
Lo resumió el reconocido cantautor cubano Silvio Rodríguez en su tema Yo soy de donde hay un río: “…Soy de un paraje con brío/Donde mi infancia surtí / Y cuando después partí / A la ciudad y la trampa / Me fui sabiendo que en Tampa /Mi abuelo habló con Martí”.
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Por Analía Romero
Somos tú y yo...
pero nunca seremos nosotros dos.
Somos lo que pudo ser y lo que no fue.
Somos nosotros dos,
pero no nuestro momento.
Nuestra historia no tiene
ni principio, ni fin.
Somos nosotros dos,
pero en un capítulo
que no se ha escrito
y quizás nunca se escriba...
Somos dos niños,
no sabemos qué es querer...
No sabemos qué es amar...
No sabemos qué somos nosotros dos...
Solo seremos un capítulo en blanco
escrito con lágrimas,
un texto que el tiempo
retorcerá...
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Por Hansrruel Aldana (El Poeta de Junio)
Qué manera de romperme
por la luz, por la mitad,
por la huella, por la edad,
por la suerte de moverme.
Yo tengo un ángel que duerme,
sin forma, sin primavera.
Tengo un ángel, aunque muera,
ya me está sanando adentro.
Si se va, ¿dónde lo encuentro?
¿En qué luz? ¿De qué manera?
Tengo un ángel por hacer,
que antes de ser, ya se va.
¡Deténganlo! ¿Quién podrá
enseñarme a amanecer
si en sus alas el poder
de no estar muerto, es un frío
que se quiebra como el río,
que se esconde, que se marcha?
¿Quién podrá romper la escarcha
de ausencia, que en el vacío
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Por Lucina Bravo
La silla está en el mismo lugar al pie de la ventana. Aún la aguja, con la misma hebra de hilo color azul. El delantal, colgado en un clavo de la pared. Todavía se siente el pedalear de la máquina, y el olor del café inunda los rincones.
La planta prendida ha comenzado a marchitarse. En una esquina de la mesa el radio andaba esperando que alguien le sintonizara alguna música del recuerdo.
Un centro de mesa se ve con una fina nube de polvo, ausente como el tiempo mismo. Una suave brisa que penetra por el comedor, trae olores conocidos de una sazón inconfundible.
Al reloj le cuesta andar. De pronto, dos lágrimas brotan en silencio y una melodía se escucha a lo lejos, trayendo tristes imágenes de una canción inconclusa.
Miré al cielo y dos nubes comenzaron a derramar algunas lágrimas que mojaron el clavel que se estaba marchitando.
La máquina de coser comenzó su faena y continuó su ritmo como si nada hubiese pasado. Ella estaba ahí junto al aroma del café en aquella melodía salida del viejo radio sobre la mesa. El delantal se movió suavemente con la brisa que entraba por la ventana, y unas sandalias iban marcando el tiempo de su ausencia...
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