Por Orlando Victor Pérez Cabrera 

 

OP: Maestro, ¿cuáles fueron los propósitos que tuvo el pasacalle?

JO:  Nos propusimos sacar al pueblo y ponerlo a ver y a actuar el teatro en los portales, en medio de la calle, etc. ¿Cuál fue el combustible que empleamos para movilizarlo? Pues, los nombres de las instituciones, qué se hacía en ellas, las costumbres, las tradiciones, sus personalidades más representativas de cada época, teniendo el 3   de Mayo como eje central, pues como tú sabes es el Día del Cumanayagüense. Tratamos de extraer el argumento de las leyendas, de la historia, de las costumbres, de las tradiciones; y lo que no, pues nos lo inventamos o lo insertamos en el argumento por obra y gracia de ese mágico poder de invención que tiene el teatro. En esencia, en eso consistió ese pasacalle.


OP:
Sí, Maestro, uno de mis propósitos con esta entrevista es precisamente preguntarle sobre el origen del pasacalle como espectáculo colectivo.

JO:  Pudiéramos encontrarlo con exactitud en el "Patrice Pavesse", pero te digo de antemano que "pasacalle" significa como un divertimento teatral, un juego, que se hace precisamente en la calle y que cambia la rutina establecida.  Es una especie de esperpento quizás o de representación juglaresca o de carnaval que los españoles con toda seguridad, han nombrado "pasacalle”.

Por Osmeidy Águila

 

Vivir como íes sin punto,
soñar con prórrogas tan falsas,
es como dilapidar tus onzas de albedrío,
un barco sin timón y sin regreso.


Abrir los ojos un día
es ya ganar una batalla,
es derecho de todos,
aunque todos piensen bien derecho.


Abre paso donde los demás queden,
porque no se ignoran las luces
que van a tu favor;
están hechas para todo el
que no tenga camino.

 

Tomado de la Antología Poetas de fin de siglo en San Felipe de Cumanayagua, Ediciones ¡Ánimo!, Cienfuegos, Cuba, 1999. (N. del E.).

 

 

Por Orlando V. Pérez

 

Cuántos años de tu ausencia.
No concibo todavía
cómo se fue la alegría
que marchó con tu presencia.
Me dejaste en la conciencia
un cúmulo de preguntas
que en la soledad van juntas
sin poderlas responder,
¿y nunca podré tener
anudadas esas puntas?

 

 

Por Pepe Sánchez

 

Dudaba entre dos títulos para esta breve crítica sobre la novela George Fausto, de Jorge Ángel Hernández (Vueltas, Villa Clara, 1961): “Hoy por hoy, nadie está cuerdo” o “En la pobre soledad de la ficción”. Creo que estos dos títulos, cada uno desde su campo semántico, le viene bien; pero, finalmente, me decidí por el segundo. El arte de narrar tiene múltiples opciones para contar la historia, más que eso, abordar el argumento y comenzar a saquear esos vericuetos de la ficción sostenida por el imaginario del autor. “—Del Quijote a esta parte, hoy por hoy, nadie está cuerdo —intervino Jorge, justiciero, torpe en el habla marcada en el alcohol”. Este parlamento es quizá el mástil del argumento, es la metáfora fundacional que recorre todo el espíritu temático de la trama y subterfugios de la novela.
     En George Fausto, Ángel Hernández, escoge armar la trama con trozos de realidad real, realidad imaginada y fragmentos que parecen sacados de la literatura universal y de su biografía de hombre de letras, contaminada también por esa otra realidad que nos trasciende. George Fausto, es una radiografía de la vida cotidiana en la diversidad de situaciones que afrontan sus personajes, con sus revanchas de sobrevida.

Por Yusbiel J. León

 

Ya no tiene Guanaroca
motivo de ser feliz
sin los pinceles del Luis
–pintor. El arrullo evoca,
la palidez de una roca
fugada, ¡qué pesadilla!
¿A qué gajo Hanabanilla
le reclamará en el monte
por la ausencia del sinsonte
que no le endulza la orilla?


Ya el dolor no es bien cantado
por un pan de viejas migas,
y el óleo de las mendigas
de ayer está descolgado
de los oídos. ¿Qué prado
besará tus suelas? Siento
los brazos del pavimento
azul por donde te mueves
gimiendo tu ausencia: llueves
auroras al sentimiento.

Por Nicolás Águila

 

Más de cien años después, la rosa blanca martiana conserva su frescura y lozanía. Sin marchitarse, aunque se mire bajo otra luz generacional y desde otra perspectiva crítica, su permanencia y atemporalidad es indiferente a los duelos verbales entre martiófilos y martiófobos, que se afanan en julio como en enero por definir la vigencia o no del legado histórico de la vida y obra de José Martí. Pero, pese a los regateos dialécticos, Martí pervive con un alto grado de estabilidad dinámica que tiende a la inestabilidad para volver a estabilizarse. O dicho en términos más exactos, se mantiene en un permanente estado de equilibrio metaestable. Como los clásicos, que ya es decir. 

 

 

Por José Oriol González

 

Al amanecer del domingo
               vinieron unos hombres a pintar en mi patio
                            los árboles que después yo sembraría.

Los enterraron inmaculadamente,
                    con prisa,
                              como quien entierra
                                          cargas de explosivos mortíferos
                                                      porque se acerca un enemigo,

sin imaginar los frutales
                                   del mañana,
                                          sin pensar en los pájaros
                                                           que anidarán después;

los sembraron
                               y se fueron con las palas y los picos en alto
                                          enrojeciendo carcajadas,
                                                                trotando,

Por Amador Calvo

 

Fue el Abra de Castellón
lugar de mi nacimiento
y causa del sufrimiento
que llevo en el corazón.
Toda esa jurisdicción
anduve en mis diversiones
por trillos y callejones
entre tupida maraña
y por los campos de caña
de Breñas, Crespo y Quiñones.


Me agarré como la hiedra
y en permanente bregar
solo me falta llegar
al Turquino y La Gran Piedra.
Pero a mí nada me arredra,
detenerme no pensé.
En Escambray trabajé
en Mayarí, Las Lagunas
y en esa zona hay algunas
colonias que ya olvidé.

Por Claudia Teresa Cabrera

 

Me corona muy temprano,
desde su pecho sensible,
ese padre bonancible
que me guía con su mano,
con un amor siempre sano.
De animarme no se cansa,
y en raíz de la bonanza
alivia cualquier fatiga,
y con la sonrisa amiga
en mi corazón se afianza.

 

 

Por Arianna Fonseca


Nació Luis como las flores
con la esperanza madura,
y tatuó con su amargura
la voz de los ruiseñores.
Supo llorar sus amores
y aliviar con la tonada
la jarana cultivada,
las raíces campesinas,
las metáforas más finas
y el recuerdo de su amada.


Tomado del libro Bajo el ala de un sinsonte. La pereza Ediciones, Miami, Fla., EE.UU., 2017. (N. del E.).