Por Nicolás Águila

 

La juventud es apenas un trámite. Una enfermedad que se cura con el tiempo, como bien se ha dicho. De modo que a este desengañado de bares y cantinas también se le pasó su cuarto de hora, cayendo de un bolerazo en la crisis de la mediana edad. Un vendaval sin rumbo me había dejado en las tinieblas de la noche y sin ninguna orientación, como un Tejedor de lobregueces. Tenía con qué y dónde, pero no tenía con quién. Y salí a la calle, una tarde temprano, dispuesto a tomar La Habana por asalto. Total que vine a terminar la noche a solas con mi añejo doble en un rincón de la cantina, al estilo Jalisco, oyendo al solista que animaba la penumbra del bar Las Cañitas con su voz de gallo ronco. “A mí me pasa lo mismo que a usted… Nadie me espera, lo mismo que a usted”, me disparó a mansalva. Y me rodó un lagrimón en tiempo de bolero. 

Por Pepe Sánchez

 

Mis pulmones respiran apuñaleados
vía télex pero respiran
respiran y derriban becerros de oro

cuando me llegaba el aire claro
henchía los días cual camisa arrugada

en tierra de todos crecerá mi hambre
no puedo mentir ni arrojar monedas
frente al madero visible del tiempo
La penumbra apuñala esta hora
oculta sus discursos en las manchas del aire

mis pulmones no saben respirar vía télex
la televisión entrevista a un extranjero
que canta muy bien
vía télex no hay manchas en el color
yo frío un corazón
poco importa que falten algunas especies

Por Nélida Puerto


      Yo quiero morir aquí
      bajo el azul de mi cielo
      contemplando el raudo vuelo
      del inquieto Colibrí.

            Luis Gómez Martínez

El cemento se detuvo
para que mi luz dispare
el verso; cuando le pare
un ocaso que no tuvo
la tinta, buscando estuvo
entre dorado y rubí.
He de bordar sobre mí
plegarias de la serpiente.
Porque tu nombre es presente
yo quiero morir aquí.

Por Pepe Sánchez

 

Clasificado mi verso sus dientes
les limpio del poder la última mordida
clasificada entre nostalgias la rabia
la nostalgia es una puta desclasificada
yo le entro desnudo clasifico su sexo
le muerdo donde más le sabe a entierro

clasificado mi desayuno el postrer quejido
mi diurna manía de elegir los precipicios

desclasifico entre los clasificados
a silbar orgasmos visiones de la cárcel
fuera de ley clasificado moribundo
romántico hiriente bien clasificado

pero humano vivo y
sin nada confuso en mi aliento

 

Tomado de Caballos sobre el césped. Literaria Editores, México, 2004. (N. del E.).

 

 

Por Pedro L. Morales

 

                Yo quiero morir aquí
                bajo el azul de mi cielo
                contemplando el raudo vuelo
                del inquieto colibrí.


                       Luis Gómez


Cumanayagua, hay raíces
de Luis Gómez, el Pichón,
vivas en la población,
junto a recuerdos felices.
Aquí nació, y sus matices
fueron de estirpe mambí.
Amó con tal frenesí
a esta tierra, que el poeta
expresó en una cuarteta:
Yo quiero morir aquí.

Por Iruan L. Cordero

 

La tarde gritaba como un barco
con voluntad de pan.
Ella traía un sol empecinado en los labios,
y una canción de pólvora en la cintura.
Él, su ración de locura en la frente,
se quitó la camisa que alguna vez fue roja,
apoyó sus rodillas en la tierra
y desató los cabellos en los dedos del viento.
Después,
en un lugar dolido de humedad
los dos cuerpos pusieron los ojos a cantar,
en el instante justo
donde se ordenan los silencios.


Límites

Tengo  tantas fronteras por delante
en la bifurcación del pensamiento
por las alas libres de mi joven musa,
que ni el Minotauro sabría salir del laberinto.

Por Orlando V. Pérez

 

Descarnadamente feliz,
desgarradamente alegre,
desvirgadamente armado
de futuro,
               de impaciencia.
Inestablemente seguro,
              por un camino
de quebrados puentes.

Y al correr las cortinas
oír gritar a Pierrot:

“¡En mi propia patria
un paria soy,
para siempre mía nunca más!”

 

Visionario

“Yo he visto al águila herida
volar al azul sereno”.
Yo he visto todo lo bueno
y lo malo de la vida.
Yo he visto la gris partida

Por Xiomara Rodríguez

 

               Yo quiero morir aquí
               bajo el azul de mi cielo
               contemplando el raudo vuelo
               del inquieto Colibrí.

                         Luis Gómez Martínez

Es mi pueblo de agua pura
y bendecido paisaje
con un nicho hecho de encaje
pintado por la natura.
Es mi casa, la ventura
donde rebelde nací.
Luis salió también de allí,
salpicado por dos ríos.
Por eso, porque son míos,
yo quiero morir aquí.

Por Nicolás Águila

 

Y nos callamos todos, tú y la noche y el viento, la noche y tú sin ti, locura azul nostalgia. Y arrollamos cantando los Zafiros son son Rampa abajo sin miedo. Son son porque son eran y siendo mucha conga también fueron bolero. Y qué pronto tan pronto de pronto se nos fueron. Se murieron del susto, del ron y Cayo Hueso. Se les cayó el aché, la herradura en la puerta y la aldaba oxidada. El ebbó del tabaco y el coco trabajado tampoco les sirvieron. Fue envidia y brujería, mal de ojo y engrudo. Fue el alcohol y las jebas, el cubilete incierto y el chivato anotando burukutela cruda, bilongo por la espalda, salación, burocracia, rencor parametrado. La Habana en si bemol, desnaturalizada, los mató de repente y algo más que más duele. No murieron de éxito. De espanto se murieron. 

 

 

Por Nicolás Águila

  

La radionovela “El derecho de nacer”, de Félix B. Caignet, era radiada en horario nocturno y paralizaba a toda Cuba allá por 1948.  Siempre fuimos un pueblo novelero, qué le vamos a hacer, amante del lloriqueo y la sensiblería. A tal punto que las iglesias se vieron en la necesidad de modificar sus horarios para que los feligreses acudieran al rosario por la noche. Asimismo, los cines interrumpían, por falta de público, la proyección de las películas durante la transmisión de “El derecho de nacer”. Incluso, en ocasiones, se llegaron a suspender sesiones vespertinas en el Congreso de la República. Fue el gran triunfo de Caignet y el nacimiento y apoteosis de la novela radial, precursora de la telenovela, cuya creación se debe a la prolífica escritora Delia Fiallo, con razón considerada Madre de la Telenovela Latinoamericana.