Por Pepe Sánchez

 

el tigre es fiero fiero fiero
el topo es torpe torpe torpe

Yo sueño con tiranos me levanto
sueño y no tengo guardaespaldas
sus muertos arañando el palacio
Con qué vida pagar tanta muerte

el topo es torpe torpe torpe
el tigre es fiero fiero fiero

Yo desbarato mi casa al amanecer
le prendo fuego fructífero
arrojo sus pesares a la calle
Con qué muerte cobrar tanta vida

el tigre es fiero fiero fiero
el topo es torpe torpe torpe

Yo no soy el tigre de la malasia
y si viene rujo con toda fiereza
el topo a matar en mi pedazo de selva
Con qué muerte defender mi vida

Por Claudia T. Cabrera

 

En grato estuche de amor
pone el verso de cristal
y en lira primaveral
hay un sueño trovador.


Es diciembre que retorna
con rimas en la mirada
y se ofrece cual tonada
con canto de amor que adorna.

 

 

Por Jorge J. Castillo

 

Página 38 para un libro vacío

Caminos de viejas colinas
Puente encriptado sobre raíles de tiernos grises

Palomas que habitan
plazas llenas de huérfanos críos

Atardeceres que pintan
riquezas nunca para un desierto con lluvia de Picasso

Caminos, palomas y atardeceres

Padre Borges que estás en la Poesía
Nadie lloverá sobre mi tumba

Página 38 desde un libro vacío... (Continuará)

Página 39, para un libro abriría.

Por Nélida Puerto

    

       A Leonor Pérez Cabrera, in memoriam

 

Vientre de luz, multiplicado en pena
cuando mira la tarde desde un verso
del retoño que vibra al universo
mientras roba lamento a su condena;
el dolor puso ritmo a la cadena,
susurraba un canario en la ventana
y Pilar atraviesa la sabana
mientras sueña la brisa retadora.
Una espiga perfuma con su aurora
a la madre, en la gloria más temprana.

 

Con este texto la autora obtuvo Premio en el Encuentro-Debate Provincial de Talleres Literarios 2023. (N. del E.)

 

 

Por Javier Feijóo

 

Mientras se sentaba en la barra de un bar de mala muerte con la mirada perdida entre las luces del demacrado recinto, escuchaba una música que sonaba al fondo, ya que era lo único que hacía la diferencia entre aquel lugar y un cementerio.
     —Es una mierda la verdad —se dijo en un momento consciente, después de analizar la melodía—.¿Por qué rebuscar mis miedos? No sé, creo que me gustan, sí, tiene que ser eso —murmuraba mientras apretaba en su bolsillo una espantosa navaja—. Es culpa de ella, me hizo un adicto a la adrenalina.
     Continuamente se le presentaba invitándolo a pecar, a realizar lo que no debía y a la vez necesitaba. Él era su artífice predilecto, sabía esculpir y dar formas caprichosas a la carne como nadie lo hacía; ella era su musa, la que movía su mano mientras realizaba su labor. Siempre con el miedo de ser capturado y llevado ante la supuesta justicia, aplicada por abogados y policías corruptos, todos unos muertos de hambre capaces de vender su alma por cuatro kilos. Cuando pensaba en esto, su mano caía con más furia en aquellos cuerpos agonizantes, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

Por Nicolás Águila

 

Mi abuela decía esta décima popular que cuenta la reacción de un guajiro ex-esclavo que quedó espantado al ver por primera vez un avión volando:

Anda Francica volando
tranca pueta, tranca to
métate abajo fogó
la mundo se tá cabando.
Allá na conuco arando
sentí ruido muy tremendo
tierra se tá tremeciendo
y cuando miré palante
animá como elefante
de lo cielo tá viniendo. 

 

 

Por Alexei Ruiz

 

Tirando a lo profundo
mis sueños de adolescente,
todo el cuerpo expuesto,
marcado por sombras
que endurecen mis sentidos.
El mañana se construye sobre tu cuerpo
para reclamar lo que es tuyo.
La muerte rueda bañada por mí,
se traza el destino
alzando el último sepulcro.

 

Con esta poesía el autor obtuvo Premio en el Encuentro-Debate Municipal de Talleres Literarios (octubre de 2023), auspiciado por la Casa de Cultura Habarimao, de Cumanayagua, Cienfuegos, Cuba. (N. del E.).

 

 

Por Claudia T. Cabrera

 

Aguas desde el lomerío
bañan con amor los llanos,
y con esbelto placer
ramifican cuanto amo.
Aguas que vienen de lejos
calman la sed, y les hago
que vistan la soledad
de un luminoso milagro.
Llega el beso al verdimar
y en el río, su regalo,
nos va lavando las penas
cuando entre las olas nado.

 

 

Por Reynaldo de la C. Fernández



La noticia de la muerte de Pito me dejó pasmado. Un shock del que aun no me recupero, pues pocos inspiraban más deseos de vivir que él. Nadie le aventajaba  en sortear el destino de las malas vibraciones con la pericia que él lo hacía. Por un momento pensé que era una broma o un juego pesado, como las tantas muertes tontas que circulan en facebook. Tenía la esperanza que fuera una fake news más. Una bola de pueblo chiquito de muerte simulada para ver cuánto lo querían. Solo bastaron minutos para comprobar que Pito se nos había ido con su música al encuentro de otros amigos ausentes. Y me quedé sin recuerdos en un mecanismo mental para compensar la tristeza, y el no poder darle un último adiós.  
     Lo conocí en la Escuela de Medicina de Santa Clara en 1979, cuando la efervescencia de Saturday Night Fever y el final de los pantalones campanas. Y aunque no cursábamos el mismo año, coincidimos alguna que otra vez en el pasillo de docencia, o sudando la gota alcohólica en la discoteca El Sótano en los bajos del Santa Clara Libre. Desde entonces presumía el don de la libertad, y la ilusión de convertirse en un afamado doctor. No pudo cumplir sus sueños, y marchó a su pueblito querido para empezar una y otra vez, la ocupación que nunca acababa.

Por Magaly Ojeda

 

La oscuridad no es total
si tú como al descuido
dices hello
entonces
puedo ver la luz de una estrella
a puertas cerradas
el hambre de mi calle
la impotencia del calor
que asfixia sueños y promesas.
Mosquitos, grillos,
lluvias, ranas y derrumbes
cantan en mi almohada.
A puertas cerradas
se aviva la esperanza
si un hello llega
y en la oscuridad
puedo sentir tus manos
aleteando en mi piel.
Esta mujer se deshace
en los labios que suspiran
la última gota de miel que nos quedaba.