Por Nélida Puerto

 

Entre el menguado espacio de mi vida
te quedaste, sin ser de mi metal.
Bordé llagas con hilos de cristal
que perfuman mi cama en su caída.
Las cortinas del aire en su fluida
corriente, van poniendo a mi sendero
el rocío por la miel de tu lucero
sobre el cansado cuerpo que no existe.
Por eso en las mañanas me desviste
la espera, que prolonga tu aguacero.

 

Con este texto la autora obtuvo Mención Especial en Décima en el Encuentro-Debate Provincial (Cienfuegos, Cuba, 14.11.2024). (N. del E.)