Por Liset Saura
Llanto de cristales rotos,
licores derraman, hieren,
resurges cuando se mueren
los desaciertos ignotos.
Se persignan los devotos
ante el efluvio de sus
ancestros, brisa de luz
que en hojarascas se entregan
y en el delirio le ruegan
bendiciones a la cruz.
Baten sus alas las hojas
secas por los desafueros,
escritas sobre maderos
se advierten las paradojas.
Al infortunio le arrojas
los errores, las desidias,
hay torbellinos de envidias
infalibles que circundan.
Los avatares inundan
al numen con el que lidias.