Con olor a toronja,
a grafito arrugado,
de aquel pezón gris,
el alma del aguacero
que cayó en la tarde.
Mi verso no sueña con estigmas,
es libre hacedor en la muchedumbre.
La letra cae y moja la ventana,
vuela junto a los gorriones,
vuelve a mi.
Me toma de la mano,
y subimos a la locomotora
sin rumbo.
Sin rumbo
Hoy mi verso sabe a historia,
a estación de tren,
o quizás de un Abril
qué no ha querido
parir amapolas.