Por Katia Chávez

El miedo viene a ser la condición del cerebro que enfunda experiencias cotidianas, promueve el acto de morir. Hace romper el equilibrio con la naturaleza…

Diariamente escalamos la montaña del dolor, donde no se admite la fatiga. El paso puede ser lento, pero nunca desistir. En el viaje transitamos por una dimensión oscura nombrada “fuerza”. La llamo oscura por la infinitud que se distiende en su umbral. Destella, se apaga, enciende al destino. Como una guirnalda en navidad para anunciar un nuevo año.

 

Por Joel Garnier

              …is a warm gun, mama.

                           John Lennon

Vivir será la manzana
sin cabeza, sin tu boca,
recordarte en cada roca
que la demencia desgrana.
Vivir cuando el cuerpo emana
de la tierra, vasta ofrenda,
será encontrar la leyenda
de “Happines —canción sabia—
“is a warm gun”, y es mi rabia
quien la busca en otra senda.

 

Por Alejo Carpentier

          Y caminaba, semejante a la noche.

                ILIADA. –Canto I

I
El mar empezaba a verdecer entre los promontorios todavía en sombras, cuando la caracola del vigía anunció las cincuenta naves negras que nos enviaba el Rey Agamenón. Al oír la señal, los que esperaban desde hacía tantos días

 

Por Olga L. Martínez

La triste soledad de tu mirada
ve caer una flor en tus arrugas,
y se me va el color y te me fugas
por la grieta del día, acorralada.   

Mas… se me vuelve la distancia espada
cuando no hay mariposas, solo orugas.
Entre tanto, tus lágrimas enjugas,
y esperas el milagro de algún hada. 

¿No escuchas, madre, cómo canta el río?
¿Cómo las aves trinan con más brío, 
y la orquídea del patio reverdece? 

A tus recuerdos, madre, ponles alas,
regálate la infancia. Pon bengalas
y verás que el dolor desaparece.

 

Por Jorge L. Lanza

“Dante no estuvo en presidio. Si hubiera sentido desplomarse sobre su cerebro las bóvedas oscuras de aquel tormento de la vida, hubiera desistido de pintar su infierno”.

José Martí, El presidio político en Cuba

 

Por María Salomé Pérez Conde

Se despertó asustada e incómoda, intentó abrir los ojos; pero solo sentía a su alrededor un ambiente tibio, húmedo, de agradable olor.

Comenzó a acomodarse y a aceptar su nueva condición. Poco a poco fue reconociendo a su alrededor otras compañías que le agradaron; trató de moverse, de hacerse sentir, pero sus esfuerzos fueron en vano; después de un rato de duro batallar sin resultados, comenzó a pensar en liberarse… el cansancio y el letargo la adormecieron.

 

Por Iruan L. Cordero

Música de esperanza en Si bemol,
y las piernas de la continuidad, por la casa,
afuera una ciudad que desconozco,
adentro, una ventana que da a un patio
donde el sol se entretiene
en repartir sus trapos amarillos.
En lo alto de una repisa
una vela encendida debajo de una estampilla,
el humo del tabaco

 

Por Mailin García

Surqué un mar de soledades
en un barco de lujuria,
mas no conté con la furia
de las grandes tempestades.
Olas de dificultades
anunciaban la derrota.
Y en esa ciudad remota
donde mi esencia fue rea,
cuando bajó la marea
ya mi alma estaba rota.

 

Por: Alberto Vega Falcón

Florencio Guadarrama Delgado había nacido y se había criado en lo más intricado de las elevaciones del macizo montañoso del Guamuhaya cienfueguero, conocido también como Escambray. Le habían cambiado, no se sabe quién, su nombre de pila y le adosaron el de Lencho Manigua, al parecer porque no salía de su conuco, donde adquirió fama de pamplinoso y pintoresco personaje que le puso sobrenombres o apodos

 

Por Osvaldo S. Reina Rodríguez

—He tenido un sueño malísimo —dijo Julia abriendo los ojos.
    —No me digas. ¿Qué soñaste?
 Julia quedó pensativa y extrañada, mirando detenidamente al hombre que tenía delante. Era primera vez que lo veía.
  —Por supuesto. Soñé que había muerto —respondió mientras se ponía de pie—. ¿Quién eres?
  —Ahora lo sabrás, pero lo que tuviste no fue un sueño —respondió el hombre mientras era envuelto por una llama deslumbradora.