Por Jorge L. Lanza

 A mi entrañable amigo y gran promotor del cine

 y la cultura francesa Antonio Mazón Robau

Una de las cinematografías con que más seguidores cuenta en el mundo después de Hollywood es la francesa, al apelar a una estética diferente y códigos narrativos que son expresión de una cultura diferente.

Por Elena D. Inocencio Herrera

Como un capullo que se torna flor
con toda su hermosura y su fragancia,
cumples hoy quince junios con el ansia
de conocer del mundo su esplendor.

Nunca corras en busca del amor,
el tiempo te dirá con arrogancia
que apurar la ilusión es ignorancia,
si llega por sí sola es lo mejor.

Felicidad desea a ti por vida
quien al mundo te trajo y no lo olvida,
lo mejor para ti quiere sin prisa.

Por José Martí

El alma trémula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver
La bailarina española.

Han hecho bien en quitar
El banderón de la acera;
Porque si está la bandera,
No sé, yo no puedo entrar.

Ya llega la bailarina:
Soberbia y pálida llega:
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.

Por Carlos Galindo


Puesto que no eres sino el polvo
El tiempo en primavera y muerte
Puesto que vivificas la lluvia desde tu corazón
Y has entrado con los pastores en el tiempo del árbol
Y con los mineros en el tiempo del fuego terrestre
Puesto que aún conservas el polvo del primer animal en tus sandalias
Y la primera herida del padre aún fresca gotea en tu jornada de fuego
Puesto que aún hueles a muerte

Por Liliam Durán

Deslumbras los cielos por segundo   
Eres de la tierra antiguo premio
Conocida inspiración en todo gremio
La visita de un ángel a este mundo

Un rey se inclina a los pies de tu belleza
En tu tierna y gentil alma bendita
el milagro anunciado en ella habita
Y se eleva en sutil delicadeza

Virtud en gotas que guardan esas penas
Murallas poderosas sin salida
Mujeres de seda, acero, arenas

Como las artes, símbolos de vida
vislumbrados aceites de azucenas
islas de amor y gloria prometida

Por Mirel Alberto Feri Martínez

El tirón de la puerta da la orden de que puede levantarse del piso. Se sienta en el viejo sillón de la sala y es cuando planea todo. El cuchillo quedará afilado, él caminará dando tumbos como cada noche hasta el dormitorio en busca de sexo. Pero… ¡Hoy no! Ella le clavará la cortante arma en el pecho, en el cuello y el resto será opcional; entonces recuperará su vida.

Es de tarde, siente las llaves de su esposo, camina borracho hasta la cocina, la coge por el cuello y le dice al oído: “Deja lo que estás haciendo y ve al cuarto”.

Al otro día, el tirón de la puerta le indica que puede levantarse.

Por Katia Chávez


Somos polizontes
en el mar que descienda
hasta las entrañas de la tierra.
Sujetos a un mensaje
que esta existencia defina.

Diademas de papel
por la cual 
se encumbra el ego
o se esparza en el horizonte.

Por Eva Alcón

¡Qué dicha el observar el universo!
Sol, muestras oro en polvo en las arenas.
Mar, tú bajas y salen las sirenas.
Luna, llenas de luz… y en ti yo inmerso.

Tus olas las surfeo y les converso,
olvido las desdichas y las penas,
anhelando una vida de las plenas,
encontrando la paz en cada verso.

Impregno mi persona con momentos.
Pureza y sencillez es lo divino.
En la naturaleza está la llave.

Por Lidia C. Hernández

El primer beso fue un leve roce. Labios que se reconocen, aliento primordial. Lía respira, absorbe, paladea, se detiene, apoya su boca entre la nariz y el comienzo de los labios.  Prevé el futuro deleite.

Él  era puerta de entrada o salida, galaxia, pleamar, entrega. Los labios de Lia se abren, toma para sí el labio superior, se deja llevar por aquella boca pequeña que se funde a la suya como si fuera parte de sí, parte de lo predestinado.

Por Joel Garnier                          

                     Al pueblo de los molinos                                                                                              

que giran sus aspas 
como si la victoria fuera cierta
no hay sanchos ni quijotes
solo locos que no mienten
y eclécticos helechos erguidos en las ruinas
del hotel donde hicieron el amor nuestros abuelos
los muchachos braman   no regresan
a sus liras desvisten en las azoteas
y en las tertulias de amarillos perros