Por Carlos Galindo
No te amo sólo por el rosal que crece en tu jardín
ni por los pájaros que aletean en la tarde
de tus ojos
Te amo por la luz que esparces sobre el mundo
Por tu sabia inocencia
Por tu cuerpo que inunda de frescura
la desolada rustiquez del mundo
Te amo cuando espantas de pájaros la noche
o cuando vas por la casa repartiendo ternuras
a cada cual un poco de tu alma
tan andariega y tenaz como los mástiles
que desafían
los vientos de la aurora
Amada la pequeña la íntima la inundada
de aromas y de mieles
En tus senos anidan la alondras
y los sagrados jazmines que decapitan
los verdugos de la noche
Así te quiero amor
llena tu alma de barcos y de trenes
siempre dispuesta a partir donde mi soledad
te busca
para juntar tu llama con mi llama
y unirnos humildes libres y severos
a la radiante multitud que alienta tu hermosura.
De: Primera Antología de la obra poética de Carlos Galindo. (ISLAS, 44(131):8-47; enero-marzo, 2002).