Por Nicolás Guillén

No sé. Lo ignoro.
Desconozco todo el tiempo que anduve
sin encontrarla nuevamente.
¿Tal vez un siglo? Acaso.
Acaso un poco menos: noventa y nueve años.
¿O un mes? Pudiera ser. En cualquier forma,
un tiempo enorme, enorme, enorme.

Al fin, como una rosa súbita,
repentina campánula temblando,
la noticia.

Por Dalia Iris Hernández (Dalita)

Tu boca

Donde ambos miran cruzar
las mismas palomas desde lo alto
.

Roberto Fernández Retamar

Tu boca, pues me convoca
al beso que nunca he dado,
sortilegio de pecado
que me provoca y sofoca.
Lluvia que toca… y me toca
partituras en los rojos
jirones de mis antojos
que tienden a estremecerme.
¡Qué tentación por perderme
en la selva de tus ojos!

Por Mae Roque

Quiéreme como no puedo yo.
Ignora los trozos de amor
roto, como la pistola láser de la infancia
ganada en la primera perreta
de básico, no básico.
Quiéreme, evita amarme
no es lo mismo
la segunda hará que me lleves en ti como una maldición
dice el bolero.

A la dulce sensación de encontrar la paz.

Por Jessica de la C. Díaz

Agua helada empapa cada parte de mi cuerpo.
Los sueños
De colores vivos y con sonidos de fiesta;
Hoy son grises pesadillas,
Como la portada de un libro de terror,
Como el color de las lápidas más viejas.
Las estrellas que iluminaban mis noches
Corrieron asustadas,
Alejándose del firmamento,

Por Elieser López Cabezas

                La devoción es un arte insufrible.
                La acción es el eco de ese arte.

Tú. Despiertas. Te vistes. Te lavas la boca, te peinas. Te desperezas. Tomas café. Abres la puerta. Caminas hasta la parada de la guagua. Esperas. El ómnibus llega una hora después. Ya has rezado, dicho algunas maldiciones, cambiado de posición unas mil veces. Subes al vehículo, sientes cómo aprietan tu cuerpo, en un vaivén interminable y traicionero. Sigue la impaciencia. La incomodidad, pues no tienes suficiente dinero para ir en un taxi hasta el trabajo. Por fin llegas a la universidad. Como zombi impartes algunas clases sobre las teorías existencialistas. Comparas a Sartre con Biswanger, nadie entiende una mierda, pero sigues con el discurso metatrancoso que te define, sin percatarte de las caras estúpidas que los alumnos ponen en tus conferencias.

Por Yanet Almagro Carrera

La bicicleta levanta el polvo en su rápido andar pero no le gana a mi mente imaginando qué sucederá. Cuando llegue tal vez duermas, te haría bien después de una noche  tormentosa pero estarás despierta. A lo mejor gritas y maldices pero no te duele nada, solo la vida. ¡Y cómo duele! La bicicleta no puede ir más rápido que mi mente que te ve romper todo en la habitación, reclamar lo que no tienes, pedir lo que no ves y… No siento angustias porque estoy cerca, subo la escalera casi corriendo y abro la puerta. Estás sentada tras la ventana sonriéndole a algo o alguien que no existe.

Por Eliseo Francisco Abreu Hernández

I

Una parte de mí, tiene la rabia del que firma su acta de destierro, la otra, transcribe capitulaciones, falsas noticias y asesinatos selectivos en los juzgados. Desayuno una pizza ante el espejo más lejano de la casa, mi sosia se limpia la boca, platica con fantasmas calientes de hachís y coca cola. El moho y los recuerdos sobrepasan al hombre. Los ángeles no llegan a tiempo y el semejante se desangra en la avenida.  Alto costo al que vegetamos en esta jaula de cemento.

Plástico y acero VS carne y hueso. Entramado en el que la prensa matutina propone rostros para el neón y el maquillaje, para las salas de urgencias, mesas del forense,

Por Lorelisett García Díaz

Para simular que estoy viva, me acuesto con par de tipos. Uso un tono de piel coqueto, finjo estupidez inmediata, finjo partidismos filosóficos, pero si pido que me masturben a verbos, se van sin preguntar mi nombre.

Con este texto, esta autora de Matanzas obtuvo Mención en Cuento para Adultos, en el Concurso “Benigno Vázquez  Rodríguez”, Los Arabos, Matanzas, Cuba, 2022. (N. del E.)

Por Miguel A. Martínez

Y hoy no es aquella paz…
Ahora nos queda el fuego mortal
del trapecio, sabernos perdidos
en la oscuridad de un reino.

Tarek Williams Saab

(Diatribas iniciales)

Prolegómeno

Yo soy yo y mi circunstancia
y ni así seré salvado.
¿Lo que existe es razonado?
¿Un reto. Una redundancia?
Mi ser solo es la ignorancia,
nada tiene de vital.

Por Dalila León

cerrar la llave
de agua fría
caliente.
Lavar
secar los platos
hondos
llanos.
Subir
bajar las escaleras
de la casa
del trabajo.