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Por Dalia Iris Hernández (Dalita)
Tu boca
Donde ambos miran cruzar
las mismas palomas desde lo alto.
Roberto Fernández Retamar
Tu boca, pues me convoca
al beso que nunca he dado,
sortilegio de pecado
que me provoca y sofoca.
Lluvia que toca… y me toca
partituras en los rojos
jirones de mis antojos
que tienden a estremecerme.
¡Qué tentación por perderme
en la selva de tus ojos!
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Por Yanet Almagro Carrera
La bicicleta levanta el polvo en su rápido andar pero no le gana a mi mente imaginando qué sucederá. Cuando llegue tal vez duermas, te haría bien después de una noche tormentosa pero estarás despierta. A lo mejor gritas y maldices pero no te duele nada, solo la vida. ¡Y cómo duele! La bicicleta no puede ir más rápido que mi mente que te ve romper todo en la habitación, reclamar lo que no tienes, pedir lo que no ves y… No siento angustias porque estoy cerca, subo la escalera casi corriendo y abro la puerta. Estás sentada tras la ventana sonriéndole a algo o alguien que no existe.
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Te cuelas nuevamente en mi vida. Inundas cada espacio que pobló tu risa, donde se posó tu mirada, donde me arrancaste un beso. Llenas de alegría mi soledad y haces avanzar las horas de aquellos hermosos e intensos momentos.
Te extrañaba tanto que al verte sonrío. Tú también lo haces, con un guiño de tus azabaches ojitos me regalas un perfecto instante de felicidad. Apartas de tu rostro el negro bosque de tus cabellos con un gesto y vuelves a sonreír. Entonces tomo tu mano, la aprieto, la acerco a mi corazón que con una sobrenatural fuerza intenta metérsele dentro.
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Por Elieser López Cabezas
La devoción es un arte insufrible.
La acción es el eco de ese arte.
Tú. Despiertas. Te vistes. Te lavas la boca, te peinas. Te desperezas. Tomas café. Abres la puerta. Caminas hasta la parada de la guagua. Esperas. El ómnibus llega una hora después. Ya has rezado, dicho algunas maldiciones, cambiado de posición unas mil veces. Subes al vehículo, sientes cómo aprietan tu cuerpo, en un vaivén interminable y traicionero. Sigue la impaciencia. La incomodidad, pues no tienes suficiente dinero para ir en un taxi hasta el trabajo. Por fin llegas a la universidad. Como zombi impartes algunas clases sobre las teorías existencialistas. Comparas a Sartre con Biswanger, nadie entiende una mierda, pero sigues con el discurso metatrancoso que te define, sin percatarte de las caras estúpidas que los alumnos ponen en tus conferencias.
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Y hoy no es aquella paz…
Ahora nos queda el fuego mortal
del trapecio, sabernos perdidos
en la oscuridad de un reino.
Tarek Williams Saab
(Diatribas iniciales)
Prolegómeno
Yo soy yo y mi circunstancia
y ni así seré salvado.
¿Lo que existe es razonado?
¿Un reto. Una redundancia?
Mi ser solo es la ignorancia,
nada tiene de vital.
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Por Ana C. Rosabal
Sé de ti porque lo vivo.
Sé de tus andares, travesuras y escaladas.
Y aún así, deseo quererte más que un beso.
Viento de mis noches, luz de mi almohada.
Sé que eres libre aunque digan lo contrario.
Sé de tu alma gemela que se escabulle en una cama.
Y aún así, decido enarbolarte en mis sentidos.
Deuda de tus juegos, prefiriendo ser tu dama.
Sé que un día irás tras la vela de otra barca.
Sé que buscarás mis aparejos en su buque.
Mas, solo tendrás una débil esperanza.
Un día seré a lo lejos tan solo algún recuerdo.
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Por Lorelisett García Díaz
Para simular que estoy viva, me acuesto con par de tipos. Uso un tono de piel coqueto, finjo estupidez inmediata, finjo partidismos filosóficos, pero si pido que me masturben a verbos, se van sin preguntar mi nombre.
Con este texto, esta autora de Matanzas obtuvo Mención en Cuento para Adultos, en el Concurso “Benigno Vázquez Rodríguez”, Los Arabos, Matanzas, Cuba, 2022. (N. del E.)
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Por Shineré Gala Ávila
Los animales salvajes,
no logran entender
esa tendencia suicida
de las hojas viejas en los parques.
Nosotros, los más domésticos
del bosque de las estatuas,
pisoteamos fuerte
para escuchar un crujido metálico,
que cuando pase una avalancha de tiempo,
será aún más triste que nuestros ojos.
Los animales enteros,
como salamandras traslúcidas,
tirados en la tierra con naturalidad,
tragamos toda nuestra especie y
nos vamos jorobando.
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Por Ariesky Castillo Reyes
…que se van diciendo adiós
Luis Gómez
¿Que se van diciendo adiós
las musas que me inspiraron?
¿Quién dijo que se apagaron
los destellos de mi voz?
Si es en el abismo atroz
donde nutro mi poesía,
en el dolor y en la fría
soledad que cae en mis hombros.
Rescato de los escombros
la naturaleza mía.
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Por Mae Roque
Quiéreme como no puedo yo.
Ignora los trozos de amor
roto, como la pistola láser de la infancia
ganada en la primera perreta
de básico, no básico.
Quiéreme, evita amarme
no es lo mismo
la segunda hará que me lleves en ti como una maldición
dice el bolero.
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