Por Alberto Vega Falcón

 

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Orlando Víctor, juglar
en su Guamuhaya Verde;
pasa el tiempo y él no pierde
el hábito de soñar.
Suele siempre cabalgar
en su potro, una quimera
de palo, que en primavera
cortó en un viejo lindero
y suelta allá, en El Jobero
un relincho de madera.

Por Isabel Ricardo

 

La noche trae oscuridad
No encuentro el camino
Solo ansío la luz de tus ojos
Que cual luciérnagas me iluminan
Y guían mis pasos.


Mi silencio y yo


Mi silencio y yo
Estamos solos
Pero admito la presencia de mi sombra
Ya somos tres.


Nombres

De todos los nombres
aunados en el universo y
pronunciados por mil labios
…mi favorito es el tuyo.

Por Manuel Díaz Martínez

 

Una extensión de tierra,
un arco de costa, un mar,
unas casas, unas calles,
tres o cuatro ríos,
sin régimen de lluvias,
un jardín, unas montañas,
algunas frustraciones
y quizás una utopía,
un guiso, una canción, un árbol,
una historia en parte emocionante,
una manera de decir las cosas,
los padres que van envejeciendo
en un patio de provincia,
acaso también unos hermanos
que completan la saga familiar,
y unos amigos…

Eso y algo más es patria
si cabe ahí la libertad.
Si no cabe yo prefiero
morirme de distancia.

 

 

Por Ulices Trujillo

 

Cada sábana destila
Luz por tu leve calle
Y es la música el detalle
Que trepa por mi pupila.
Blanca paz, sin clorofila.
Colgada de mil razones
Junto a secretas pasiones
Con beso tibio despiertas,
Ciudad, y tus horas muertas
Renacen en los balcones. 

 

 

Por Ana L. López

 

Hay noches en que despierto despavorida gritando: ¡maldito, maldito! Y al cabo de unos segundos enciendo la luz y me pregunto, a quién se lo dije. No recuerdo nada del sueño, o quizás no fue un sueño sino la realidad sucia y terca que me acecha, que se aglomera en forma de gritos o alucinaciones. Maldito puede ser un préstamo bancario, un revendedor de pan, un día de lluvia intensa; maldito puede ser ese que te sonríe a diente pelado y que crees conocer, maldito suele ser el chicharrón que te rompe el diente, pero más lo es el deseo de comerte el chicharrón y no tener un centavo. Maldita es la necesidad, la culpa, la ansiedad, las enfermedades, la envidia; maldito es ese momento en que despierto sola sin un abrazo en medio de la noche. Al encender la luz y detener mis pensamientos negativos, digo, si no soy capaz de colgar los guantes entonces trataré de verle el color a la rosa, porque de espinas ya tengo marcas. Me quedo fija en un punto inexistente en la pared y sonrío; bendito sea mi despertar, digo, benditos sean los besos robados, benditos sean los locos que lanzan música y letras, la sonrisa de un niño, bendito sean los colores, la sal, bendito sean los abrazos sinceros, el te extraño, la llamada inesperada, la medicina, benditos sean los buenos corazones, bendita la persona que vence su ego, la fuerza para mantenerse en pie en este convulso milenio;

Por Lucio Pérez


       ...Caminante son tus huellas
            el camino y nada más.

             Antonio Machado


Déjame descifrar el camino
gravitando en la memoria,
mitigar la sed de las pisadas
que dejan huellas en el polvo.
Un rasgo no es suficiente
para cada rostro.
Las manecillas colisionan con el tiempo
que se escapa burlón
sobre cada pisada.
Las hormigas devoran la última miga;
Cronos percibe la inocencia.
En tanto miro en la distancia
la postrera huella de mis pasos.

 

 

Por Silvia Valdés

 

         …oscuro o claro, no lo sé, no estoy delante.

                           Manuel Altolaguirre


Yo no sé de Mujer fruta-serpiente.
Bendita una mitad, otra maldita.
Que se muere en la sombra, resucita
y se adentra en la luz, irreverente.

Yo no sé si es un ángel penitente
en busca de perdón y de consuelo,
o un espejismo de gaviota en celo
cuando retorna del delirio ausente.

Yo sólo sé de la Mujer-paisaje
que va siguiendo en su peregrinaje
la ruta del ocaso y de la aurora.

Insólita Mujer del Claroscuro,
vislumbre del presente y del futuro,
ignorante del tiempo que no ignora.

Por Olga L. Martínez

 

Una ilusión,
es como una
piedra.
Si no aparece
quien
la patee,
se queda
en su sitio
para siempre.

Amaso la tierra
y aún no
subo al
árbol que sembré.

De los frutos
quedan
pocos.

HansrruelPor Hansrruel Aldana

¡Miren qué tengo en mis brazos!
Es como un trozo de cielo
que me sirve de consuelo
para enderezar mis pasos.
Niño pintado a retazos
en medio de mi camino,
para ver cómo germino
desde el alma a la raíz.
Hoy sí me siento feliz,
porque nació mi sobrino.

Miren su cuerpo pequeño
recostado sobre mi alma.
Parece un soplo de calma
en mi corazón risueño.
Ya se me cumplió otro sueño.
Hasta por dentro sonrío:
me vio y destrozó mi frío
solo con una mirada,
y lanzó una carcajada
diciendo: "¡Lindo mi tío!"

Por Josefina Ezpeleta


yo

que pienso en azul
hoy no tengo el mar
hoy tengo esta difusa tristeza
que me obliga a divagar
y a buscar en esta mente azul
algo que quite las lágrimas
yo
que pienso en azul
y la neblina de la nostalgia
se enseñorea en mi alma
para no dejarme ver
ni los abrazos que recibo
ni el cariño que me profesan
yo
que pienso en azul
no puedo dejar de pensar en ti
que siempre me has cuidado
de cerca de lejos
sin preguntarme nada
pues lo sabes todo