Por Elizabeth Álvarez

Niña Luna se aburría
de sola siempre jugar.
Ella soñaba invitar
a las estrellas un día.
Era tal la lejanía
que inmenso ruedo inventó.
La Luna se transformó
en un carrusel gigante,
hoy parece que un diamante
en anillo la cercó.

Tomado de Canción de primavera (Ediciones Mecenas, 2009). (N. del E.)

Por Mirelis García Rodríguez

Llueve. Las gotas caen enfurecidas sobre los techos de las casas del pueblo. Presto atención al sonido que me regalan al caer. Y se lo agradezco, tratando de imaginar un universo propio, creado por la lluvia. Estoy sola en este cuarto. Todos se han marchado. dejándome con estos deseos inmensos de jugar, de corretear y de mojar mi pelo en la llovizna. Ellos están allá. Siento la gritería alegre que les provoca sus cuerpos mojados. Quisiera estar con todos, salir volando desde esta ventana. Pero no puedo. No puedo. Mi mamá ahorita llega del trabajo y se preocuparía mucho si no me encuentra aquí rodeada de mis muñecas. A veces converso con ellas; sin embargo, no me responden. No tienen ese calor que necesito. Ni siquiera el calor tierno que desprenden los cuerpos de mis amigos.

Por Claudia Teresa Cabrera

Del Asia vino viajando
a elefanta parejera,
y un mono con guayabera
le seguía preguntando:

“¿Por qué vienes de tan lejos?”,
y con la trompa alargada,
responde Mini enojada:
“¡Igual que los monos viejos!”

Con este poema para niños la autora obtuvo Premio en el Encuentro-Debate Municipal de Talleres Literarios, Cumanayagua, Cienfuegos (17.10.2021). (N. del E.)

Por Wendy Ferrer González

Aquella mañana del 14 de abril desperté de vacaciones. Un montón de libros aguardaban en la mochila hasta el reinicio del curso escolar. La alegría fue inmensa; después de desayunar, arreglar la cama, peinarme y vestirme como es debido, salí a dar un paseo por el barrio.

Cuando caminaba por el jardín de la vecina, observé un papelito brillante que se movía entre los príncipes negros, desperdigando un halo de luz. “Quizás sea algo que la vecina haya olvidado”, pensé; así que lo tomé despacio por miedo a estropearlo con las espinas de las rosas. Era un gran pedazo de papel, casi tan alto como yo, ¡y tan raro! A simple vista me pareció un calendario con sus días, semanas y meses; pero a decir verdad, no encontré qué debiera devolver. Decidí leerlo por completo, por muy trabajoso que resultara, pues algunas letras estaban un poco borrosas. Quizás tenía suerte y encontraba algo atractivo en el mes de abril, digo, si lo encontraba por algún sitio entre aquel círculo loco donde el principal eje era el tiempo.

Por Marisol Velázquez

NIÑA GITANA, te quiero
con tu sonaja en la mano
desde ese ritmo lejano
salido de tu brasero.

NIÑA GITANA, tus días
de caminatas y cantes
trajeron a mis cantantes
color a sus melodías.

NIÑA GITANA, el camino
con sus risas y sus fríos,
manta, abanico en sus bríos,
trajo en el baile tu estilo.

Por María Fernanda Terry Pérez

No hay mejor mosaico
que aquel que sale de mi rostro
¡que sale de mi rostro!
Mi boca, mi nariz,
mi piel, mi lunar, mis ojos.
No hay mejor mosaico
que el que forma
mi cuerpo todo:
cariño, amor, felicidad.
El mejor mosaico:
el que brota de mis manos,
de mi pensamiento y mi memoria.
Todo eso, todo eso y mucho más
para ti, papá.

Por Javier A. Feijoo

Lo hallaron bailando en el alero de la casa, como si estuviera flotando.

—¡Vecino, se va a caer!, está muy cerca del borde —le gritaban mientras las tres apuraban el paso.

Bartolo no oía nada, estaba en un sueño más dulce que el azúcar; era feliz bailando con su… semilla de mango…

—Siempre pasa lo mismo. —decía Eustaquia mientras corría detrás de Cuca—. En ocasiones este lagartijo se vuelve como loco, ¡mira ahora!, a mí me gusta el mango, pero de ahí a querer bailar con uno.

Tú sabes que él es electricista —explicaba Seferina—. Ha recibido muchas descargas de corriente, su cuerpo no es el mismo, el pobre ya no controla los cambios de los colores de su piel, parece un semáforo. 

Por Elizabeth Amarán Chil

Mi gata parió dos gatos
que dos nutrias se parecen.
Aunque cambien mientras crecen,
aún duermen en los zapatos
de mi abuelo. Vaya ratos
de travesuras me dan.
Se esconden en el desván,
retozan bajo mi cama,
se trepan en cada rama
de la bija. ¿Bajarán?

Con esta décima la autora concursó en el Encuentro Nacional de Talleres Literarios Infantiles (Las Tunas, 2018). (N. del E.)

Por Keily León Gómez

¡Cuánto anhelo contemplar
el campo por la mañana,
al rocío en la sabana
como las perlas del mar!
La montaña es el altar
de los llanos que rodean,
las aves revolotean,
la nube pasa, se pierde
profundamente en el verde
de luces que centellean.

Con esta décima la autora participó en el Encuentro-Debate Nacional de Talleres Literarios Infantiles (Ciego de Ávila, 2018). (N. del E.)

Por Liset Saura

Colialado colorín,
tú que adornas a la brisa,
dime: ¿cómo se matiza
cada flor en su jardín?
¿Por qué reparte el jazmín
aroma en un vals de viento?
¿Por qué te miro y me siento
igual de leve, vibrante?
¿Por qué en un juego constante
te abres luz al firmamento?