Perla gentil que te meces
                    en balcón de litoral.

                          María R. Guardado

Por Ana T. Guillemí

Por la ranura del día
se cuela el sol. En la tarde
el puerto de Jagua arde:
hay incendio en la bahía.

Le digo a la niña mía
que el sol es una medalla
y el amor una atarraya
para envolver la ilusión;
que el tiempo es un camarón
haciendo nido en mi playa.

Por Olga L. Martínez 

             A Diana

Es madrugada y el frío empieza a calarle los huesos. El descanso de una escalera en un edificio abandonado le sirve de refugio ante tanto miedo. «¿Por qué se marchó si lo quiero tanto?», piensa abatida, mientras se acomoda.

Se sienta en el primer peldaño, toma un poco de agua, y de su bolso saca a Trueno, su muñeco preferido: un perro de peluche, regalo de su madre antes de partir;

Por Elizabeth Álvarez

Las estrellas nacieron en el firmamento para adornar las oscuras noches, cabalgar por el espacio y desplegar sus cabellos de plata. Todos menos una, que nunca tuvo brillo y sufría al ver la burla de sus hermanas.

—¿Qué haces tú, estrella sin luz? A ti nadie te ve en la tierra ni en el mar.

Y Estrellita a escondidas lloraba su amarga desventura.

               Al teatro Tomás Terry

Por Geisy E. Rojas

Cuando un velo de silencio
engalana la ciudad,
si escuchas atentamente
el telón te contará:
historias de Venus Negra,
marilopes de verdad,
tropel de locos piratas,
furia de la soledad.
Por sus altos ventanales
mil personajes verás:
Jagua coronando peces

 Por Yulkie Sánchez

Una gata gamitróquima
gomitraba la gamusa
troquimaba la gomítera
con gomítero y trimáquero.
Con gomítero y trimáquero
troquimaba la gomítera
gomitraba la gamusa
una gata gamitróquima. 

Por Isabel Pérez de Díaz


Conozco un pirata bueno 
que está muy enamorado
de una princesa con velo
que lo tiene embelesado.

Una noche, navegando,
y mientras observa el mar,
ve una sirena nadando
y oye su dulce cantar.

¡Solo son simples visiones!:
está pensando en su amor.

Por Elizabeth Álvarez

Sale el sol temprano en la mañana, se limpia los ojos y estira sus rayos. El Girasol es el primero en levantar la cara hacia él sin darle los buenos días.

En el jardín una rosa llenita de rocío se vuelve a un lado y al otro, esperando que algunos de sus rayos sequen la humedad de tanto rocío y le saluda. Las vicarias, sencillas y alegres le sonríen. El sol extiende sus rayos y las acaricia como un buen padre.

—Qué generoso es nuestro rey, no se da importancia y nos envía para todos por igual sus rayos vitales.

Por Hilda Alicia Mas

Piripantú era un duende que vivía en una ceiba que estaba en una de las orillas del río Arimao. Siempre jugaba con los rayos del sol entre las flores silvestres y terminaba sacudiendo los gajos de la mariposa para que las gotas de rocío cayeran sobre él como una refrescante lluvia. Se alimentaba de huevos de codorniz, zunzunes, gorriones y lagartijas.

Por Nélida Puerto


Soy una luz que domina
desde el vientre a mi mamá
y quiero salirme ya,
ver cómo el mundo termina.
Desde esta tierna neblina
que  se pega a mi torrente
no puedo romper la fuente,
tengo que buscar recodos.
Juro mantener a todos
en concierto permanente.

Por Eduardo Benet

Moviendo los brazos
bogan los remeros,
mientras en la ropa
Guía el timonel.
Y surcan las olas
los botes ligeros,
jirones de espuma
dejando en tropel.

Así cuando suben,
y así cuando bajan,
los remos parecen
alas al volar
y es que los remeros
con ardor trabajan
por ver quién consigue
primero llegar.