Por Carlo Fabetti

…un enano llamado Ulrico que corría el mundo en busca de aventuras.

Pero la s aventuras que el interesaban a Ulrico no eran las propias de los caballeros andantes, o de los buscadores de tesoros, o de los aventureros comunes y corrientes. Aquel enano de revuelto cabello rojo e hirsuta barba no le interesaban riquezas, ni las batallas, ni los torneos. Las aventuras que él buscaba eran de la mente: quería aprender cosas nuevas, conocer a hombres y mujeres de otros países, descubrir la sabiduría atesorada en los libros, escuchar las historias que las viejas contaban al amor de la lumbre…

Y así, anda que te andarás, Ulrico llegó un buen día a un país cuyo rey amaba el oro más que ninguna otra cosa, y que tenía una hija que nunca reía…

Este cuento está tomado del libro La magia más poderosa y otras aventuras de Ulrico. Editorial Gente Nueva, La Habana, 2011. (N. del E.)

Por José Martí

De puntillas, de puntillas, para no despertar a Piedad, entran en el cuarto de dormir el padre y la madre. Vienen riéndose, como dos muchachones. Vienen de la mano, como dos muchachos. El padre viene detrás, como si fuera a tropezar con todo. La madre no tropieza; porque conoce el camino. ¡Trabaja mucho el padre, para comprar todo lo de la casa, y no puede ver a su hija cuando quiere! A veces, allá en el trabajo, se ríe solo, o se pone de repente como triste, o se le ve en la cara como una luz: y es que está pensando en su hija: se le cae la pluma de la mano cuando piensa así, pero enseguida empieza a escribir, y escribe tan de prisa, tan de prisa, que es como si la pluma fuera volando.

Por Olga L. Robaina

Las nubes altas pregonan
la fiesta de Chaparrón
y los bichos del tocón
en el umbral se amontonan
cuando Trueno los alerta;
aliados son a la puerta,
amigos de la ventana
irrumpen en caravana,
florece mi casa abierta.

Por Ana T. Guillemí

Si no quieres, no me creas,
Pero anteayer conocí
A Timón, el zuricata,
Junto a Pumba, el jabalí.
Nos tiramos muchas fotos
-y al regreso las perdí-.
Ahora, lo que nos carteamos:
Yo, Timón y el jabalí.

De Un libro entretenido. Ed. Mecenas, 2018. (N. del E.)

Por María L. Pérez


—Jigüe, ¿cómo es eso de que te gustan las naranjas y los dulces?

—Sí, sí, Jigüe —interrumpió Sonia—. ¿Por qué no nos dices de cuando te comiste las naranjas del tío y las trampas de cake que hizo la abuela?

El tío Onelio siempre asestaba contando de los ladrones. Los ladrones se habían llevado tantas cosas: el techo del corral de los lagartos, el piso de colores que cubría todo el fondo del pozo, el árbol de maní azucarado y hasta las flores que nacieron en las tejas del patio.

Por Yohana Machado Rodríguez

El papá de Joaquín no lo quiere, al menos eso piensa él. Busca una explicación que adorne la realidad pero no lo logra. Su mamá trata de convencerlo de que está equivocado, que es muy injusto, que si su padre pasa todo el día para darle todo lo quele hace falta, que la vida está muy cara.

—A ver, ¿de quién fue la idea de la alcancía, quién te da el dinero para ella?

Es verdad que tiene una alcancía enorme y bien pesada. Su papá se la hizo cuando él estaba en sexto grado y ya está en noveno.

—Para que te compres lo que más deseas —le dijo y cada mes le daba dinero para que lo guardara.

Por Neil Gaiman

Una fabula, escrita para una publicación en beneficio de la Gente por el Trato Ético de los Animales (GTEA). Creo que dice lo que pretendo. Es la única cosa que he escrito en mi vida que me ha inquietado. El año pasado bajé al primer piso y me encontré a mi hijo escuchando “Aviso: contiene lenguaje”, mi CD de palabras habladas. “Pasteles de bebe” empezó cuando yo llegaba y me sorprendí al oír una voz que apenas reconocía como la mía y que leía esto en voz alta. A propósito, llevo una chaqueta de cuero y como carne, pero tengo buena mano con los bebes.

Hace unos años todos los animales se fueron.

Nos despertamos una mañana y ya no estaban allí. Ni siquiera nos dejaron una nota o nos dijeron adiós. Nunca acabamos de entender adónde se habían ido.

Por los hermanos Grimm

Había una vez una pareja que hacía mucho tiempo deseaba tener un bebé. Un día, la mujer sintió que su deseo ¡por fin! se iba a realizar. Su casa tenía una pequeña ventana en la parte de atrás, desde donde se podía ver un jardín lleno de flores hermosas y de toda clase de plantas.

 Estaba rodeado por una muralla alta y nadie se atrevía a entrar porque allí vivía una bruja. Un día, mirando hacia el jardín, la mujer se fijó en un árbol cargadito de espléndidas manzanas que se veían tan frescas que ansiaba comerlas.

Su deseo crecía día a día, y como pensaba que nunca podría comerlas, comenzó a debilitarse, a perder peso y se puso enferma. Su marido, preocupado, decidió realizar los deseos de la mujer.

Por Eveyn Gutiérrez

Es blanco vestido de traje azul ancho como globo en las patas y cuadros tornasoles. Su nariz es roja, boca grande parecida a un mamey; pero viejo, muy viejo. No quiero llevarlo a la escuela, aunque me haga reír y los domingos prefiera su compañía. Hasta los pájaros se adueñan de la ventana para verlo actuar, tampoco lo subo a la azotea cuando todos llevan sus juguetes favoritos. Me avergüenza su ropa raída y el brazo ausente. Sé que le gustaría compartir con Sebastián, el conejo de Julio; o con Vivian, la locomotora de Javier; pero lo dejo, llevo la pelota azul y el avión: regalo de cumpleaños.

Por Maleah Jassen Padrón

               ¿La luna es esa?
                       
Nersy Felipe

Tras los pasos de la luna,
con tanto orbe en acecho,
mi bolsillo sin fortuna
queda en un sueño maltrecho.

Osada correcaminos,
cuánto la espero… demora:
largo silencio de trinos
dejan distante la aurora.

Madre que sin prisa llega
y me acuna en su regazo:
con la fantasía juega
transportándome su abrazo.