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Por Isnoel Yanes
Ya estamos a la mesa,
un bocado más y somos náufragos,
cuerpos convalecientes, ánimas difusas.
El soldado ha vomitado todo su verde,
está apuntando a la ausencia de tu copa
y el vino suda en mis manos.
El amigo se levanta:
ahora mismo es el gatillo del guardián.
Muchacha, la copa se quiebra,
no te vistas de azul,
eso déjalo a las muñecas.
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Por Clara Veitía
En la apertura visual de las calles Real, Seibabo y Artime, se encuentra la majestuosa Casa Ramírez, joya de la arquitectura ecléctica cumanayagüense. Un edificio cuyas fachadas se integran armónicamente a la trama urbana; una edificación que es referencia local y símbolo de la pujanza económica de los años 20 del pasado siglo del XX, la cual se yergue magnánimamente para constituir el corazón de la ciudad de Cumanayagua.
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No tengo dudas
de que la muerte anduvo cerca,
buscando viajeros para su tren,
pero al verte desnudo
sobre mis sábanas
rezo un padrenuestro por nosotros
y se fue a reclutar a otros mortales,
que al amanecer,
no tuvieran nada que contar.
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Por Pepe Sánchez y Orlando V. Pérez
La revista digital cultural Calle B, adscripta a la Dirección Municipal de Cultura de Cumanayagua, Cienfuegos, fundada el 20 de marzo de 2001 a instancias del inicio de la digitalización a escala municipal dentro del Ministerio de Cultura, ha ido creciendo en dimensiones literario-culturales al paso del tiempo. Su principal gestor, Pepe Sánchez, director y fundador de Calle B, tuvo la magnífica idea de bautizarla con el calificativo que aún ostenta, partiendo del nombre de una calle de esta ciudad, a cuya entrada, en
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Por Yusbiel J. León
Sepultado bajo el ala
de la tristeza (momento
donde todo hiere) el viento
tu fragancia me regala
en un espejismo. Exhala
mi evocación tu perfume
y el recuerdo que te asume
en la boca que no besas
al saber que no regresas
pliega el ala, se consume
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Por Jorge L. Machado
a mi madrecita del alma
Te he sentido pujarme,
cantarme tus amores
y beber de tus ojos y los míos.
Te he sentido sudar mi fiebre,
soñarme en vigilia y auditarme los huesos,
los pasos, la risa.
Sería pues pecado negar
no proclamarte santa,
no llamarte futuro,
espuma, horizonte… bandera.
Y amanecería llorando el tintero
y me quedarían solo el alba y tu olor.
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Por Nicolás Águila
Marcelino Guerra, universalmente conocido como Rapindey, fue autor entre otros números de “Pare cochero” y “Me voy pal pueblo”, dos hits inolvidables del cancionero cubano. Y fue coautor de un bolerazo titulado “Convergencia”, que Miguelito Cuní interpretaba como nadie en su estilo sonero. El tema tiene su historia convergente. A una letra inusualmente poética que el prolífico Bienvenido Julián Gutiérrez había escrito y no hallaba quién se la musicalizara (Aurora de rosa en amanecer / nota melosa que gimió el violín / novelesco insomnio no vivió el amor / así eres tú mujer...), llegó Rapindey y le puso la música exacta que le correspondía. Todo un lujo el resultado de esa simbiosis artística.
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Por Nélida Puerto
En ese otro mundo, que no recuerdo,
tú y yo éramos el vacío
y no puedo develar
lo recóndito de esta huella.
Allí es donde el tiempo te ha tatuado,
tu maldición escala el laberinto de mi cuerpo
nunca el sobresalto de mi soledad,
no me duele el pasado que no tuve
y tú no me recuerdas.
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Para Emiliano Sardiñas
Te alzas con tu voz, poeta,
dando el alma bajo techo,
y con claridad tu pecho
palpita en cada cuarteta.
Yo abrigo en una libreta
tus versos de trovador,
pues con fe de soñador
vas animando mi hogar.
Porque cantas, y al cantar
me dejas un ruiseñor.
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Por Orlando V. Pérez
La noche iba colgada a mi cintura,
pero el orto la luz estremecía
como a una pesadilla el claro día,
como volcar el Sol en la pavura.
Parva estrella, cayendo de la altura,
sembraba un surco entre la niebla umbría,
y el alba poco a poco se bebía
la magia astral del eco en la espesura.
El cabello, los ojos, el aliento;
las manos, la esperanza, el alimento:
todo llegó de ti en un gesto undoso.
Se disipó la sombra en la ventana,
la cintura cargó con la mañana
mientras cantaba el agua desde el pozo.
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