Por Claudia T. Cabrera

 

Camina el pensamiento enamorado.
Su aroma que naufraga en la laguna,
comienza su escala sin fortuna
mientras llega a estresarse lo amado.

Y pierde en desnudeces juveniles
y fracasa la flor sobre el sollozo
que retiene el placer en lo escabroso
porque va por su lanza a los confines.

Amparo del destino, voz de pobre
tiéndele la añoranza luminaria
cuando va por el arca de su cobre.

El tiempo de un nostálgico gemir
lo rompe de rodillas su plegaria
con señales eternas al vivir.

 

La espera del lirio

Hay un lirio quemado por el rezo:
es la sed que no calma su amargura
donde la claridad se torna oscura
cuando fluye en la pátina del beso.

Corre y cierra los ojos sin señales,
sus pétalos se rompen devastados,
piensan que todavía enamorados
ven rosas en confines desiguales.

Tantea los caminos del clamor
y el aroma de fe apasionada
es la calma en espera del amor.

El lirio entre la brisa, ve el jardín
y respira con luz ilusionada
por el óleo fresco de un jazmín.

 

Desengaño de un clavel

Tú, clavel que soñaste con la rosa,
fuiste desplomado sobre el reto
con crueldad de tinieblas que en secreto
anularan la voluntad dudosa.

Las penumbras deforman el consuelo,
son punzones que ruedan sin piedad
por el aro tangible de ansiedad
y pierde la firmeza del anhelo.

Has buscado refugio en un capullo
y encontraste ternura en esos mantos
cuando brotan semillas del orgullo.

Sobre el patio del alma han florecido
los montes de la espera y sus encantos
porque salta tu amor reverdecido.

 

Con este conjunto la autora obtuvo Mención Especial en el Concurso Territorial “Zenón Rodríguez” 2021, convocado por la Casa de Cultura Habarimao, Cumanayagua, Cienfuegos, Cuba.