Por Alexandra Chao Chiú

Una vez, en el círculo infantil de una niña llamada Ana, una cocinera le echó picante a la comida de los niños y la de una tata llamada Deisy. Al probar la comida, los niños soltaron fuego por las orejas y por la boca. Eso fue lo mejor que les podía pasar porque la tata se convirtió en una bola de fuego. Alguien la tocó por casualidad y se quemó la mano. Entonces se armó tremendo alboroto, todos decían:

—¡Fuego, hay fuego!

Anna pensó en echarle agua de los vasitos que ponen en una bandeja para que los niños sacien la sed; así que le preguntó a la otra tata como forma de educación:

—¿Puedo echarle agua a la tata para que ya no tenga fuego?

—Sí, por supuesto, a ver si se apaga este fuego.

Intentó con el agua, pero lo único que pasaba era que crecía, crecía y crecía. Después de pensar por un rato, se le ocurrió llamar a los bomberos. Estos vinieron muy rápido. Subieron por unas escaleras que traían con ellos; uno se puso bien en la punta, otro en el medio y otro abajo. Le echaron agua con una manguera y con cubos; pero no pasaba nada: al contrario, el fuego creció más y más. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que el agua no funcionaba. Entonces llamaron a los enanitos astutos, que vinieron enseguida:

—Dígannos qué pasa aquí, por lo que hemos sido llamados:

—Enanitos, lo que pasa es que una tata se convirtió en una bola de fuego y no sabemos qué hacer —dijo la directora.

Dijo Anna:

—Fue porque le echaron demasiado picante a la comida.

—Lo único que puede apagar ese tipo de fuego provocado por picante es la leche mágica —dice un enanito.

—Por suerte, tenemos un poco —afirma otra tata.

Le echaron un poco de leche mágica a Deisy, lo que la volvió muy pequeña, pero aún como una llamita. Entonces se sentó en una velita de cumpleaños y Anna la sopló y deseó que la tata volviera a ser normal.

Y así fue como recobró su estatura normal.

Después regañaron a la cocinera y prohibieron ese tipo de picante.

Ya en la tarde, vienen a recoger a los niños, y cuando esto se lo cuenten a los padres y demás familiares, les va a parecer un sueño.

Con esta narración la autora obtuvo el Primer Premio de narrativa para la Enseñanza Primaria, en el contexto del Encuentro-Debate Provincial de Talleres Literarios para niños y adolescentes 2022 de la provincia de Cienfuegos. (N. del E.)