Por:  Tal Nitzán


Estamos frente a frente,
de espaldas a las desgracias del mundo.
Tras los ojos cerrados
y las cortinas corridas
azotan de repente
el siroco y la guerra.
El siroco se calmará antes,
la leve brisa
no revivirá a los muchachos baleados,
no enfriará
la furia de los vivos
El incendio
aunque demore ha de llegar,
“muchas aguas no podrán,” etc.,

Por Laura Santiago Díaz

Llegan con un bolso de mano
pensando que van a quedarse sólo unas horas.
Que no es más que un chequeo.
No sospechan que esa cama será el último lugar
en el que descansen sus días,
bajo el efecto de la anestesia de las visitas,
que traerán fruta y flores frescas.

Por César Vallejo

Quiero escribir, pero me sale espuma,
quiero decir muchísimo y me atollo;
no hay cifra hablada que no sea suma,
no hay pirámide escrita, sin cogollo.

Por Rafael Alberti

Tal vez, oh mar, mi voz ya esté cansada
y le empiece a faltar aquella trasparencia,
aquel arranque igual al tuyo, aquello
que era tan parecido a tu oleaje.

Han pasado los años por mí, sus duras olas
han mordido la piedra de mi vida,
y al viento de este ocaso playero ya la miro
doblándose en las húmedas arenas.

       Por Wystan Hugh Auden

        Todos poseen un límite: cada uno

        Tiene un matiz de daño muy distinto. La élite

        Es capaz de arreglarse por sí misma,

        Caminar apoyada en un bastón,

        Leer completo un libro, interpretar

        Movimientos de fáciles sonatas.