Por Erika Estrada

Del poeta, libro abierto… 
soy cúmulo de palabras, 
que el versador así labra:  
soy un lapicero incierto; 
soy libro que al descubierto 
muestra sus abreviaturas, 
como nota en partituras, 
como del lápiz, la goma:
yo también soy punto y coma, 
yo también soy escritura.

En la cárcel de tu pecho

Yo fui tu primer amor,
la que te enseñó a querer;
de noche, al amanecer,
te di de mí lo mejor.
Di del romero la flor,
y mira lo que me has hecho;
traigo el corazón deshecho
por darte yo mis pasiones.  
¿Por qué encerraste ilusiones
en la cárcel de tu pecho?

 

Obra de arte

A quien amo con pasión,
simplemente es para ti.
Porque contigo aprendí
a amar con el corazón.
Y no hay ninguna razón
para que quiera dejarte.
Eres una obra de arte,
por eso te he de decir:
si te amo que sea a morir,
si muero que sea de amarte.

 

 

Pero pruébame primero

Mátame si no te sirvo,
arráncame el corazón,
apaga ya esta pasión
que aún me tiene cautivo.
Pero por ningún motivo
olvides mi amor sincero.
Que por amarte me muero,
lo digo sin compromiso:
despréciame si es preciso,
pero pruébame primero.

 

Dulce y suave como arrullo

Entre un beso y otro beso
ver renacer el amor
degustando del dulzor
y del deseo travieso.
Dulce néctar, embeleso
que florece cual capullo.
Quiero ser de ti, el murmullo
con la nota nunca oída,
ser caricia concebida,
dulce y suave como arrullo.