Un cuento y un poema
- Detalles
Por Sylvia Zárate Mancha
El rumor
El auto deportivo rodaba por la ciudad, en él iban una pareja de jóvenes novios, Octavio y Melania. Era domingo y disponían de la tarde noche para ir al cine, pasaban una de esas películas que hay por cientos. Llegaron a tiempo para comprar los boletos. Octavio abrazó a su novia y la condujo al interior de la sala en penumbras. Había únicamente dos áreas de butacas, las separaba un estrecho y largo pasillo.
Poema para el tiempo que se viene
- Detalles
Por Carlos Garrido Chalén
Un árbol sembrado en el viento y en el tiempo
Hay días en que las tardes
parecen una mala palabra
engendrada en la boca del sol;
y la vida, un crucigrama,
en el que hay que hacer entrar
la razón en todos los espacios.
Y entonces descubrimos
si somos cabeza o somos cola
en el mundo vital o fatal
que hemos creado;
ramas o raíz de un árbol
sembrado en el viento
y en el tiempo por la nada.
El pintor de nubes
- Detalles
Por Camilo Venegas
Antigüedades
La poesía es el pasado, una flor seca, un relámpago,
aquellos animales que pastaron aquí alguna vez.
Las palabras rimadas son un invento en desuso,
como lo eran ya, desde hace algún tiempo,
el telégrafo, la ópera, los sellos de correo,
o el sonido de los cencerros
mientras los mulos sorteaban,
en nombre de Dios, las fajas del mundo.
La poesía es un náufrago,
una mujer vieja y sucia
que se desnuda ante una multitud.
Nadie por aquí ha visto a la poesía en años,
no se le oye pasar,
ni siquiera en los días de lluvia
o las noches de luna llena.
Si fuera nada más...
- Detalles
Por Dulce María Loynaz
Tierra cansada
(Romance pequeño)
La tierra se va cansando,
la rosa no huele a rosa.
La tierra se va cansando
de entibiar semillas rotas,
y el cansando de la tierra
sube en la flor que deshoja
el viento... Y allí, en el viento
se queda...
La mariposa
volará toda una tarde
para reunir una gota
de miel...
Autoelegía
- Detalles
Por José Gutiérrez Llama
—rimas para mi muerte—
Seco el lecho del río, medio lleno de hojas.
Nosotros, que escuchábamos otro río en los árboles.
Seamus Heaney
me hago gris,
gris como los andadores
desiertos de sentido,
pisadas que van vienen,
huellas que apenas se distinguen,
se montan una sobre otra
y descuellan,
el instante que tarda
una goma de mascar en caerles encima,
el polvo que sobrevive en la calle,
la suela de un zapato,
o el escupitajo de la inadvertencia
me hago gris,
trago la bruma del cielo
encapotado,
me desvanezco entre sus holanes,
clavado de pies
a la fugacidad del cometa,
a su lengua de fuego,
a su brillo quebradizo breve,
imperceptible para quienes duermen de noche,
… o se rompen a arañazos
De otoño
- Detalles
Por Rubén Darío
Abrojos
Lloraba en mis brazos vestida de negro,
Se oía el latido de su corazón,
Cubríanle el cuello los rizos castaños
Y toda temblaba de miedo y de amor.
¿Quién tuvo la culpa? La noche callada.
Ya iba a despedirme. Cuando dije "¡adiós!",
Ella, sollozando, se abrazó a mi pecho
Bajo aquel ramaje del almendro en flor.
Velaron las nubes la pida luna...
Después, tristemente lloramos los dos.
¿Que lloras? Lo comprendo.
Todo concluido está.
Pero no quiero verte,
Alma mía, llorar.
Nuestro amor, siempre, siempre...
Nuestras bodas... jamás.
¿Quién es ese bandido
Que se vino a robar
Tu corona florida
Y tu velo nupcial?
Mas no, no me lo digas,
No lo quiero escuchar.
Tu nombre es Inocencia
Y el de él es Satanás.
Un abismo a tus plantas,
Una mano procaz
Que te empuja; tú ruedas,
Y mientras tanto, va
Fragmento desde el frío
- Detalles
Por Paul Auster
Fragilidad del alba...
Fragilidad del alba: en el límite
de tu lámpara oscurecida: aire
sin palabras: flor de ceniza, corola
plegada. Desde el más pequeño
de tus soles, retienes
la escaldadura: vaina
de luz aplacada. Tu palma
en barbecho: su semilla
entrando en la mudez. Más allá de esta hora, el ojo
te enseñará. El ojo aprenderá
a desear.
Los fragmentos de la noche
- Detalles
Por José Lezama Lima
Ah, que tú escapes
Ah, que tú escapes en el instante
en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
Ah, mi amiga, que tú no quieras creer
las preguntas de esa estrella recién cortada,
que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.
Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,
cuando en una misma agua discursiva
se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:
antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados
parecen entre sueños, sin ansias levantar
los más extensos cabellos y el agua más recordada.
Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir
Soledades
- Detalles
Por Antonio Machado
Retrato
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y más que un hombre al uso que sabe su doctrina
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
El paraíso sobre los techos
- Detalles
Por Cesare Pavese
El paraíso sobre los techos
Será un día tranquilo, de luz fría,
como el sol que nace o muere, y el vidrio
encerrará el aire sucio, fuera del cielo.
Despertaremos una mañana, una vez para siempre,
en la tibieza del último sueño: la sombra
será como la tibieza. Llenará la habitación,
a través del ventanal, un cielo más grande.
Por la escalera que subimos un día para siempre,
no llegarán más voces ni rostros muertos
Hierve la sangre
- Detalles
Por Rafael Grillo
“Qué hermosa”, piensa, con los ojos henchidos por los destellos de plata; sus dedos acariciando la curva de luna mahometana. Delgada en el nacimiento junto a los gavilanes en forma de S y ensanchándose en el recodo hacia la punta. Hoja de unos cuarenta centímetros, calcula a golpe de vista; la mitad de largo que sus hermanos mayores, debe ser un alfanje del tipo empleado en abordajes, adivina. Y sólo así, dejándose hechizar por lo singular del objeto en que se materializó la sorpresa anunciada, procura que se desinfle la irritación precedente. Ausculta los bordes de la iracunda arma morisca y la descubre tajante por un solo costado, hasta su terminación en un triángulo; este sí afilado en el vértice y los dos cantos… ¿Detalles, no? Buscas detalles…. Presumo que tú eres el mismo que publicó aquel artículo en una revista. Recuerdo el título: “Novelista asesina a su esposa porque no lo dejaba escribir”… Es cierto que eso fue lo que confesé a la policía, pero puesto de esa manera, parece totalmente irracional, absurdo, hasta para mí. ¿Quieres oír la historia completa? O te conformas con que yo, para justificarme, te salga con un par de citas ingeniosas, de las que el público espera de todo escritor. Por ejemplo, esta de Oscar Wilde:
Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte
- Detalles
Por Francisco Quevedo
Miré los muros de la patria mía
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salime al campo, vi que el sol
bebía los arroyos del hielo desatados
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó la luz al día.
Entré en mi casa, vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en qué poner los ojos
que no fuera un presagio de la muerte.





















