(Carolina, Bayamón, Puerto Rico, 1914-Harlem, Nueva York, 1953). Poetisa, dramaturga y educadora puertorriqueña que en su persona y vida encontró su principal tema poético. Se entregó con pasión a la aventura de vivir, por lo que chocó con los ambientes provincianos puertorriqueños, lo cual la llevó a marcharse a vivir, primero a Cuba y después a Nueva York. Su transgresión consistió en vivir de una manera tan apasionada y honda, que la vida le parecía siempre una frustración. Luchó por la independencia de su país; fue una precursora del feminismo. Esta mujer, adelantada a su tiempo, es hoy casi una leyenda en su tierra natal. Durante su estancia en Nueva York conoció la situación de marginación en la que vivían sus compatriotas que, por supuesto, denunció en poemas escritos tanto en inglés como en neorrican, el argot con que se conoce el habla de los puertorriqueños, que mezclan el inglés y su español. La característica de su obra es una fuerza singular, que surge de su apasionado romanticismo sobre una estructura formal posmodernista, que la lleva a desarrollar de una manera mística y metafísica la naturaleza y el amor. Publicó solo dos poemarios: Poemas en veinte surcos (1938) y Canción de la verdad sencilla (1939), sobre los que se construyó toda su leyenda. En 1954, se publicó Obra poética, que recoge los dos libros anteriores más uno que tenía en preparación: El mar, así como otros poemas sueltos. Su muerte está matizada de misterio, pues fue encontrada inconsciente en calle 5ta. y 106, sin identificación, para fallecer después en un hospital de Harlem, y ser enterrada en una fosa común. Actualmente sus restos descansan en su amada Borinquen. Su obra ha contribuido a moldear la identidad de su nación.
Julia de Burgos
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