Por Marta R. Castillo

Los nativos de América insular al acto de fumar, lo denominaban cogiba o cohíba. Su uso era de todos los integrantes de la tribu. La forma de consumo variaba; podía ser fumado, masticado y otras veces aspirado. Se usaba con fines religiosos, adivinación, talismán, medicinales, purgantes, cicatrizantes, para la fiebre, reuma, asma, mordedura de serpientes, picadura de insectos, quemaduras, golpes, dermatitis, gotas, ornamentales, hasta convertirse en objeto de placer

El primer escrito en que se reconoce su carácter adictivo, y a su vez el primero que lo condena, fue realizado por el padre Bartolomé de las Casas en 1520, quien lo bautiza con el nombre de tabaco.

Cada año mueren en el mundo cerca de 5 millones de personas, y la mitad de estas muertes ocurren entre los 30 y 69 años, perdiéndose más de 20 años de esperanza de vida. Cada cigarrillo consumido acorta en siete minutos la vida del fumador.

El tabaco ocasiona 12% de la mortalidad adulta mundial, se relaciona con 33% de las defunciones por todos los cánceres, con el 80 al 90% de defunciones por cáncer de pulmón, con el 25% de las cardiopatías isquémicas y el 75% del enfisema pulmonar y la bronquitis crónica.

En los años 80, comenzó un proceso de cambios en el cuadro de morbilidad y mortalidad Cuba, predominando las enfermedades no transmisibles y otras afectaciones a la salud, relacionadas con el envejecimiento poblacional y comportamientos no saludables, como el tabaquismo, el uso nocivo del alcohol, el consumo excesivo de sal, azúcares y grasas, el sedentarismo, la obesidad, entre otras.

En la actualidad, entre las principales causas de mortalidad para todas las edades, durante 2013 ocupan las cinco primeras causas los tumores malignos, las enfermedades del corazón, las enfermedades cerebrovasculares, la influenza y neumonía  y los accidentes, lo que visibiliza  la influencia de los factores de riesgo prevalentes y los determinantes sociales de la salud en la población cubana.

El objetivo que persigue dicha investigación es caracterizar  los fumadores de El Nicho en cuanto a edad, sexo, conocimientos, actitudes, creencias y otras variables, también Valorar el grado de dependencia a la nicotina y las fases del abandono antes y después del programa de intervención.

El tabaco es el único producto responsable de consumo masivo, que mata a la mitad de sus consumidores crónicos. Su consumo daña de múltiples maneras al individuo, a la sociedad y al mundo.

El tabaquismo pasivo es una de las principales causa de enfermedades en los no fumadores sanos, encontrándose  tasas de mortalidad y morbilidad 30% más altas en ellos, es por eso que se crean espacios libres de humo porque en la combustión del tabaco se producen miles de sustancias como gases, vapores, orgánicos y compuestos suspendidos en forma de partículas, que son transportadas por el humo hacia los pulmones, actuando principalmente sobre el aparato  respiratorio. Aunque también algunas de ellas son absorbidas y pasan a la sangre desde donde afectan tejidos y órganos.

Las personas no fumadoras que se ven obligadas a respirar aire contaminado por combustión del tabaco llamados fumadores involuntarios o fumadores pasivos, presentan por ello mayor riesgos de enfermedades cardiovasculares, cáncer, síntomas e infecciones respiratorias, asma, otitis, e incluso desarrollar una dependencia a la nicotina. El tabaquismo pasivo, por tanto, molesta y también daña.

Actualmente no existe duda de lo perjudicial de respirar el humo del cigarro ajeno. Los estudios realizados dejan claro que fumar en espacios cerrados no puede continuar considerándose un hecho normal, sino una agresión a la salud y sus riesgos para cuantos se encuentren en ese ambiente, por las siguientes razones:

-El humo exhalado por el fumador procedente de la corriente principal.

-El humo emitido por el cigarrillo en su combustión espontánea.

-Los contaminantes emitidos en el momento de fumar.

-Los contaminantes que se difunden a través del papel de cigarro entre las fumadas.

-El aire contaminado por humo de tabaco mata y causa graves enfermedades.

-Toda la población tiene derecho a respirar aire limpio, libre de humo de tabaco.

-Las prohibiciones de fumar tienen un amplio apoyo entre fumadores y no fumadores.

-Los ambientes 100% libres de humo de tabaco proporcionan a las numerosas personas fumadoras que quieren dejar de fumar un fuerte estímulo para disminuir su consumo o abandonarlo por completo.

-La exposición al humo de tabaco se produce en todos los lugares donde se permite fumar: el hogar, el trabajo, los lugares públicos.

-Los ambientes 100 %  libres de humo de humo de tabaco son la única estrategia eficaz para reducir la exposición al humo del tabaco y sus consecuencias.

La OMS señala que si se quiere conseguir una reducción significativa de la morbilidad y mortalidad causadas por el uso del tabaco en los próximos 30 a 50 años, las medidas de prevención y control deben ir acompañadas de una política asistencial eficaz.

En la actualidad se conoce que en el humo del tabaco se han detectado un sinnúmero de sustancias nocivas como la nicotina, el monóxido de carbono, sustancias cancerígenas e irritantes.

La nicotina es el principal componente adictivo del tabaco. Actúa sobre el sistema nervioso central produciendo una excitación seguida de depresión. 

El consumo de cigarrillos ha sido plenamente identificado como un factor de riesgo para la salud y ha quedado demostrada la fuerte asociación entre éste y el aumento de la morbi-mortalidad de enfermedades respiratorias, cardiovasculares, digestivas y neoplásicas, así como el aumento del riesgo de abortos espontáneos, mortalidad perinatal y bajo peso al nacer. Por lo que en el país las tres primeras causas de muerte relacionadas con el tabaquismo son las enfermedades cardiovasculares, los tumores malignos y las enfermedades cerebro-vasculares.

La adicción de fumar está comenzando cada vez en edades más tempranas y entre los 12 y 15 años fuman por igual mujeres y hombres.

Lo esencial radica en evitar que se contraiga la adicción, en evitar que se produzca la primera inhalación de humo, por lo que debe llevarse a cabo un amplio trabajo de prevención y promoción de salud por parte del modelo de atención primaria del médico y enfermera de la familia en nuestra población. Los programas de prevención del tabaquismo se enfocan a proveer información y en alertar a los individuos a cambiar sus comportamientos.  

Las estrategias básicas del programa de tabaquismo están en favorecer  la disminución progresiva de la incidencia de fumadores reduciendo el primer contacto de los individuos con el cigarrillo; fomentar el abandono a la adicción de fumar; evitar la reincidencia en aquellas personas que abandonaron, y proteger a los no fumadores.

Siempre es conveniente disponer de una caracterización lo más detallada posible y cercana a la realidad del tabaquismo en la población, a la hora de establecer las estrategias de intervención para prevenir y controlar de manera eficiente la adicción nociva en nuestra comunidad. Sin embargo, cuando se realizan estudios poblacionales sobre tabaquismo, muchas veces no se profundiza en otras asociaciones, también poco saludables, que presentan los fumadores y que constituyen interacciones riesgosas adicionales para su salud.

Existen situaciones que intensifican el tabaquismo. Como se explicó anteriormente, existe un número elevado de fumadores que relacionan la ingestión excesiva o diaria de alcohol con la adicción de fumar, así como el consumo de café, lo cual puede explicarse por los mecanismos de automatización que desarrollan los fumadores al ingerir bebidas alcohólicas o café; pero sin tomar en consideración la dependencia nicotínica.

Los intentos por abandonar el cigarrillo y el tiempo máximo que logra sin fumar, son de interés para valorar la desactivación del tabaquismo. La mayoría de los fumadores han intentado hacerlo, algunos de ellos lo han tratado de hacer en una ocasión, otros en dos y el mayor por ciento en más de dos ocasiones.

La intervención sobre el tabaquismo debe realizarse con el mismo hincapié en quienes solicitan ayuda y en los que todavía no se plantean el abandono del tabaco, y se debe contemplar el progreso de fase en el proceso de abandono de tabaco como un éxito terapéutico para, con un abordaje posterior, conseguir la cesación total de la adicción.

Un considerable número de personas opina que las campañas antitabáquicas resultan efectivas para concientizar a la población sobre los beneficios de abandonar la adicción de fumar. Confiemos, pues, que cada fumador tome conciencia de la necesidad del abandono de tan letal y silenciosa adicción.

 

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