Por Pepe Sánchez


A veces siento miedo de mañana
de hoy sentado en mis rodillas
pidiendo que lo saque a vivir
Ah vivir la vida reblandecer su fuego
No busquen más culpable
soy yo quien grita desde días turbios
ruinosos de lo mismo
quien pone sus dudas a solear
en los domingos del tedio
y pregunta por la cerveza su diálogo rotundo
       amistoso
Cómo si no seguir amando con certeza
escribiendo poemas huérfanos de día
rasgados por una misma soledad
lanza hundida en la lumbre que nos abraza
Cómo si no decir este es mi país
con 33 grados de escasez en el agosto  

pero escrito al fondo de mi vida y la muerte
pero mirándonos siempre al corazón
sin que nadie pueda levantar un exilio
entre yo y mi identidad
Después de tanto alimentar el silencio y la fe
quizás hoy escriba un poema anunciación
que sepan que estoy y amando
hoy van a oírme los desempleados de la muerte
quienes la pierden con su canto cada día
Pero quién oye cuando escribo
y el arco de los derroteros se parte
cuando estoy a mitad del puente
y las ruinas del pozo zanjando la vida
Quién no ha sentido vergüenza
alguna vez de no ser él mismo
mutilado y ardido por dentro
con puntas enrumbadas de silencio inútil
su voz que golpea y vuelve sin rostro
Hay horas cruzadas por vocablos indecibles
que dividen la razón ahogan lo turbio
Cada quien debe escoger su dios
gritar sus días libremente
Lanzar piedras al agua es un buen oficio
un resguardo sin leyenda
para los que precisan saber la hondura del mañana
Los hombres gustan el sabor del riesgo
suicidan su miedo en la noche
levantan paredes de sueño alrededor
así olvidan la hora y el toque de queda
la ronda del centinela buscando
bajo niebla las huellas mortales
Algún atributo del alba
será propicio para frutecer la esperanza
todavía el horror anda desvelando calles
truncando espacios y amistados caminos
que algún día pisarán tus sueños
Todo ocurre en la misma ciudad
de paz o muerte estúpida
donde tal vez vivir no importa tanto
como estar vivo
Mañana es una opción un puente verdadero
solo para los que sacan a vivir su hoy


Yo y el poema

Las cosas toman la forma de sus dueños
este lápiz se parece a mi voz
solidaria en su libre albedrío
gastándose en cada metáfora
Creo haber estado escribiendo
el mismo poema desde siempre
la misma verdad sucesiva
Las manos y las palabras del poema
son gemelas en sus discordias
Unas levantan paredes
que mañana serán la casa
Con las otras sigo manchando papeles
por los que algún día seré juzgado
Para entonces
solo el Poema podrá salvarme


Lamentaciones del poeta

Aciagos días en que pusieras el pulmón
a respirar desde lejos
no la catástrofe interior
Y es mampara esta luz de morir
Cuál metáfora escribieras para la dicha
mis hijos ríen y vivo
augurio familiar de levantarme y decidir el reloj
Con solo esperanzar al rostro
uno puede abrir la página en que respira
andar hacedor de su día
Puede crear un sol esperando que amanezca
poner el futuro a girar a traerse
y llevarse tantas cosas que no puedes
tantos salmos escritos sobre el pecho
y hay veces y nuncas y siempres
y a veces y ganas y tremendas de gritar
Por cuánta vez escribo libertad
en los andamios súbitos corroídos de la historia
qué reducto o espacio de a uno por vivo
para que cada humano cante su esperanza
a gritos por susurro así de tú a mi pecho
Yo no elijo el tiempo no puedo regalarlo
El color del cielo suele atisbar al corazón
ponerlo como frágil enigma
que no va a suceder a desgarrar sin puerta
Quizá no sepas cuál metáfora para la dicha
ni por qué al doblar de la esquina
pierde el sol el día sin promesa
y para dormir mañana solo tengas
la manta de la costumbre con tu pulmón roto
Pero siempre esta sangre de escribirnos
catástrofe interior
ardiendo los leños del alma
Y habrá mamparas y relojes
y niños que jueguen a reír

 

No arrojar la primera piedra

              (Parábola) 

El que lea o escuche este poema
es ya cómplice de homicidio
Ha matado entre otras y tantas
la estupidez de autoagredirnos
como si fuéramos arcángeles de la verdad
y en cuanto amanece haya que calzarse el odio
Hace mil guerras mundiales pactamos la desnudez
y todavía florecen coleccionistas de inviernos
mercaderes del cuervo de Poe
claro ya sin la tenacidad del mar y sus cantos
los que sobrevivieron cuando la gratitud
Ser cómplice de homicidio
cuando se está matando el odio más antiguo
es vivir partidario a ningún muro
poseer luz a precio de luz
El que lea o escuche este poema
al menos mientras dure su fuego
no podrá arrojar la primera piedra


Paradoja del hombre en su ciudad

           (Sobre una idea de Julio Cortázar)


                       El poder no siempre corrompe a los hombres,

                           pero los separa.

                                          Rafael Alcides


Claro está Julio la auténtica realidad
es cada hombre y todos los hombres
aunque medien nostalgias selvas y otros ruidos
para bien del ocio fecundo
esa alimaña de perdurar
el hombre no es propiedad privada de nadie
Patria es humanidad dijo el Martí
no cercado de aquel he dicho yo
saludando a los muchachos del barrio
En mi puerta la bandera es el corazón
Uno debiera vivir sobre los trenes
colgado de los letreros lumínicos
ser socio fuerte en bares y casas de respirar
He aquí un hombre que sale a la calle
con altavoces en los ojos
que ofrece sus zapatos de andar rabiando
al que no usa espejuelos ni toca a mi casa
con palmadas preguntando por mañana
mirando qué cubre las paredes
un ser humano que enseña a su hijo
lo favorable de una revolución
pero no acepto
que nadie venga a joder en mi desnudez
a decirme dónde colgar la voz
Alguien debe cuidar las puertas de la ciudad
sus símbolos nocturnos las aguas
con que aceras y casas reanudan el día
Claro está
es bueno que haya quien vigile
el cercado las trampas de afuera
no tus naranjos sus púas ruidosas