Por Nachiely Sánchez
Sueño en mi casa de infancia
siento como si algo me llevara al abismo
y allí encontrara el río que me aguarda.
A veces pienso que él me llama
como una cueva que me lleva
a la profundidad de sí mismo
y ya en el horizonte ver el río
y correr sobre sus piedras
y sentir la arena que rodea la orilla.
Pero allá en entre esas arenas oscuras
se ven los peces cómo nadan y se salvan.
Yo soñando en mi casa de infancia
siento cómo me aguarda el río.
Tan cerca de mi casa
se oye el murmullo diario.
Entre Abdala y yo
Entre Abdala y yo
solo hay unas palabras de rocío
y hablamos en un butacón
cuando la soledad nos persigue
o tal vez nos acompaña.
Hablamos sobre el polvo del camino,
o tal vez mejor de poesía,
sí, de poesía,
poesía como dos vuelos que amparan el cielo.
Y cada vez que conversamos
en ese butacón que se desliza como agua,
nos preguntamos: ¿será importante ese hablar?
Pero no más
porque solo el destino lo va a decir
aunque la luz la apaguen entre Abdala y yo.
Mundo despacio
Ya se acerca el crepúsculo de la noche
y uno anda en la soledad vacía,
en el destierro de un viaje despacio y sin palabras.
Hoy la gente saca a la luz un vals para pensar
y la tarde nos descubre como un paraíso inédito,
casi sin terminar.
Hoy el mundo anda meditando
qué puede hacer hoy y qué mañana,
pero despacio se mueven las horas
y el tiempo vuela a menudo.
Hoy se trata de no limitar nada
y hacer de la vida un tiempo disimulado.
Hoy no es cuestión de ignorar
y clamar lo que tienes al lado,
sino de percibir con qué palabras pudieras terminar el poema,
con qué caudal te bastaría para alegrar un rostro.
Pero lo que no sabes,
es que el mundo se mueve despacio
y yo aquí me quedo vacía.
Pérdidas en el ocaso
Hasta un pájaro rebelde sería capaz de posarse
en el concierto de la noche,
desayunar pérdidas en el ocaso
y ahuyentar las tinieblas de los portales.
Es capaz de arrebatar la ironía del silencio,
la magia de la incoherencia,
demostrar lágrimas desordenadas,
lo inverosímil del desgano.
Siempre llegará a ser la costumbre
el vestuario más apropiado
para oír el concierto de la noche
y no tener que desayunar pérdidas en el ocaso.