Por Yusbiel José León Valdivies

 

 

  La improvisación como manifestación de la literatura oral es de orígenes desconocidos, por lo que no se ha podido establecer un inicio exacto de ella en la escala del tiempo. De ahí que los mejores archivos con que contamos –gracias a la negligencia investigativa– sea la memoria popular, y que de ella no se obtenga muchas veces la necesaria documentación para emprender su estudio. Aun así, los investigadores no han cejado en ningún momento de intentar echar anclas sobre los inicios de la improvisación con el mayor acierto posible; uno de ellos, Arnaldo Dante Momigliano, el importante historiador Italiano exiliado en Londres, describió: 

     La improvisación poética fue una costumbre extendida entre los griegos, quienes la demandaban tanto para sus ceremonias rituales, como en banquetes, fiestas privadas, certámenes y juegos, incluidos los Olímpicos, donde se             sucedían las competiciones de danza, música, canto e improvisación.

(Momigliano, 1984:106)

     Hurgando en el tiempo, aparecen ya recreaciones de la improvisación en la famosa controversia entre Homero y Hesíodo (S. VIII a.d.C.) durante los juegos fúnebres del rey Anfidamantes, y posteriormente, entre Menalcas y Dametas, aproximadamente entre los años 41 y 37 a. C (1),  en torno a las Églogas de Teócrito (310-250 a.d.C.) y Virgilio (70-19 a.C.) –específicamente de este último su Égloga III–, verdaderas disputas en versos.

     De igual modo, Del Campo Tejedor (Del Campo, 2006: 41) ofrece noticias de los orígenes de la improvisación viajando en retroceso al S. I a.d.C. al citar al historiador Dionisio de Halicarnaso, quien certifica la influencia de la improvisación romana en la hispánica, al contar en su Historia Antigua de Roma, que Rómulo celebraba sus victorias con grandes procesiones en las que el ejército “lo acompañaba en formación, alabando a los dioses con cantos tradicionales y glorificando a su general con versos improvisados (Díaz-Pimienta, 2014: 59). Incluso, se han propuesto teorías sobre antecedentes bíblicos de la improvisación. 

     España, deudora de la cultura grecolatina y morisca, aceptó como suya la improvisación, y en consecuencia fue adaptando y modificando algunas estrofas heredadas de las culturas antes aludidas, experimentando nuevos ritmos y estilos; ejemplo de ello lo constituyen la quintilla, la seguidilla y el romance, entre otras formas estróficas.   

     La décima como expresión sublime de la improvisación tiene sus orígenes probablemente en la Península Ibérica, por ello, Virgilio López Lemus en su libro La Décima renacentista y barroca señala que entre los años 1279 y 1325 el rey Don Dinis de Portugal hizo sus obras en versos, entre la que se encuentra Cántigas de amor No. 53, y la fija como posible antecedente de la décima en lengua española. Esta no es una idea para nada desconcertante, si se tiene en cuenta que desde el punto de vista histórico-militar la conquista musulmana fue un proceso que duró quince años, desde 711 al 725, ocupando todo el actual territorio de España, Portugal y parte del sur de Francia. Es esta una obra escrita en cántigas de amor, propia de la poesía gallego-portuguesa derivada de la cançó de la literatura provenzal medieval (con sus raíces en las lenguas vernáculas al sur de Francia), y por tanto, quizás en cualquiera de las tres regiones actuales ya mencionadas puede hallarse el antecesor más directo de la décima espinela.

     Pero de cualquier modo, si de España se tratara su origen, sería importante citar a Armistead (1994: 44),  al respecto: Cuando aún no existía el romancero, ya existía en la Península Ibérica algún tipo de poesía oral espontánea e improvisada. En tal sentido, me parece acertado el criterio de Díaz-Pimienta (2014:61) en su Teoría de la improvisación poética, al aplicar en el estudio del origen de la improvisación un esquema geo-lírico dividido en cuatro grandes núcleos: la raíz galaico-portuguesa, la raíz castellana, la raíz catalano-provenzal y la raíz arábigo-andaluza. Esta última es la más importante en el tema que nos ocupa, teniendo en cuenta el cultivo de las manifestaciones orales y la presencia en Al-Ándalus (2) de poetas árabes hacia el siglo VIII d.C.  En este contexto se diseminó la qasidah árabe, y es cardinal detenerse en la evolución de esta estrofa poética por la estrecha relación que tiene con la glosa y probablemente con el romance como posible antecesora. Estructuralmente, es un género poético extenso, panegírico, clásicamente formado por una sola rima extendida a lo largo del poema, compuesta de pareados en las formas más extendidas. Pero en la versión persa posterior solo hay un pareado al comienzo, y a partir de este, el segundo verso de cada par, rima con dicho pareado inicial.

     El último elemento estructural mencionado conduciría perfecta o posiblemente al romance. Visto así, los tradicionalistas tendrían razón en su criterio de que el romance habría sido creado por un autor hasta la fecha desconocido, que trasmitido oralmente se fue modificando y ampliando. La teoría individualista –con respecto a los orígenes del romance– implica el mester de clerecía, el cual en el siglo XIV procuró renovar la monótona estrofa con versos que se ampliaron a quince o dieciséis líneas, incluso estrofas totales de dieciséis versos. De lo cual infiero que es una idea juiciosa, en el sentido de que estos versos, que tendrían entonces hemistiquios de ocho sílabas cada uno, podrían derivar hacia romances en el proceso espontáneo de aprendizaje, por la comodidad oral del octosílabo (por su coincidencia con el grupo fónico menor del idioma) e irse perfeccionando con respecto a la disposición de la rima. El mester de aquellos tiempos gozaba de abundantes rimas internas que pudieron irse disponiendo paulatinamente en los hemistiquios alternos.  Ya proviniera de la qasidah o del mester de clerecía, ambas estrofas tienen en común la raíz musulmana. Menos posible pareciera la evolución del romance, como lo afirma Ramón Menéndez Pidal en su teoría del Neotradicionalismo, cuando describe el proceso creativo que produjo esta separación de la siguiente manera:

Unos cuantos versos felices más o menos fielmente recordados y repetidos por los oyentes de las gestas, al rodar en la memoria, en la fantasía y en la recitación de muchos individuos y generaciones, aflojaban su trabazón interna,       propia de un relato circuncidado y ligado a un conjunto…

     Tendría que depender de un azar poético-musical-auditivo perfecto, porque no todos los cantares épicos recurrían a los versos de quince o dieciséis sílabas y tendrán entonces que ajustarse al octosílabo los hemistiquios menores de ocho sílabas y distribuir las rimas de una manera equilibrada, y no tendría sentido, a mi juicio, creer que se gestó de boca en boca; por demás, habría que desechar los versos mayores ocho sílabas o hacer romances en versos de mayor medida métrica e irse adecuando paulatinamente a los versos en octosílabos  –que son los predominantemente utilizados en el romance–, fenómeno este que tendría que sujetarse a un proceso poético escrito. Es poco probable que mediante el proceso puro de la audición el pueblo pudiera establecer las reglas métricas y estructurales      –sobre todo la rima– del romance.

     De otra parte, la qasidah probablemente haya dado origen a las moaxajas (Fig.1). Según Emilio García Gómez, a finales del siglo IX un poeta árabe desconocido glosó algunas de estas canciones, en un poema escrito en su lengua nativa, al que llamó moaxaja, confiriéndole estructura estrófica propia. Esto supuso una novedad radical en la lírica árabe. Tal novedad radica en tres aspectos: el uso de versos cortos, las rimas cambiantes en cada estrofa y la mezcla de dos lenguas. Condicionada por la jarcha, consta de una cabeza (markaz, en árabe), mudanzas (dyuz), vuelta (gulf), mudanzas y vuelta con jarcha; más tarde, de este proceso derivaría el zéjel, que fuera raíz común del pie forzado, de la décima y la glosa.

Fig. 1 Evolución poética desde el zéjel a la décima, la glosa y el pie forzado.

     La décima entonces comenzaría un proceso largo y demorado para llegar a acomodarse a sus normas métricas, estilísticas y literarias. Pareciera el Siglo de Oro español estar predestinado a la décima, porque ella enamoró como ninguna al teatro, y por consiguiente, caló en el gusto del pueblo y fue ampliamente utilizada por creadores literarios de la época. 

     Su invención más que discutida ubica el punto de partida en Vicente Espinel, quien en su libro Diversas rimas (1591) enarboló un esquema de rimas no popular al menos en aquel entonces. Si se parte de la hipótesis de que ya la décima estaba arraigada con fervor, metro y rima diferente en el pueblo, y si además  –respaldado por un proceso paralelo de creación estructural– (aclaro, no en el tiempo) Espinel hubiera creado una estructura ya utilizada por Juan de Mal Lara según el libro Un ejemplo de espinela anterior a 1571 (3), o que el poeta español conociera ya la antigua creación de Mal Lara y la recreara con mayor flexibilidad y estilo, el éxito de la estructura abbaaccddc llegó de su pluma, y tan alto ha escalado su honor,  que Lope de Vega la inmortalizó en su Laurel de Apolo: “Pues de Espinel es justo que se llamen/ y que su nombre eternamente aclamen”.

     Para ser más categórico y contundente contra el movimiento de la “malara”                         –comandado por Fredo Arias de la Canal en México y el cubano residente en los Estados Unidos Fransisco Henríquez–, el Dr. Maximiano Trapero (2012), ha encontrado fuentes documentales que prueban lo erróneo de atribuir a Juan de Mal Lara las décimas citadas por anteriores fuentes. Según Trapero, Espinel podrá seguir siendo cantado como el “creador” de la décima y podrá seguir siendo llamada “espinela” como propuso el Fénix de los Ingenios. (Díaz-Pimienta, 2014: 78)        

     La espinela, justo en el momento en que están agonizando sus semillas en el panorama literario español (siglo XVIII), empieza a florecer en el Nuevo Mundo oral y literario cubano inmersa en el proceso de colonización española, y extiende su dominio al nuevo continente descubierto por Cristóbal Colón: Las Américas; emergiendo de los cantos canarios de la época. La emigración y los cultivos juegan un papel determinante, y es de suponer la convergencia de la espinela cantada por los canarios, con el cultivo del café y del tabaco, ya que fueron los canarios los principales cosecheros de dichos cultivos. La región oriental, siempre más arcaica, gozaba de espléndidas colonias atendidas por dotaciones de esclavos, quienes enraizaron las tradiciones afro en este suelo.

     Cienfuegos era solo un asentamiento de nativos y españoles esparcidos por el territorio que no llegó a concretarse como ciudad sino el 22 de abril de 1819 con el nombre de Fernandina de Jagua, cuando colonos franceses que asentados en la Península de Majagua, fundaron esta ciudad. Es por tanto esta, una urbe joven que emerge económica, social y arquitectónicamente gracias al comercio de la madera, la cera, el café y la caña, lo que atrae indudablemente a otros productores para las experimentaciones en los cultivos establecidos y arrastrar con ellos otras formas de producción y costumbres culturales; el resultado: un ajiaco franco-español-criollo-nativo poco usual. En el joven emporio la superposición geográfica de la décima tiene más puntos en común con la del café y la caña, que con la de café y el tabaco, como está establecida para el resto de la isla, aun cuando en nuestra región se cultiva el tabaco (Fig. 2).

     La diferencia estiba probablemente, en que se potencializó el cultivo de la caña con más vehemencia que la del tabaco, pero para sostener más la explicación lógica de esta discrepancia y salvar posibles puntos en comunes de la geografía de la décima en Cienfuegos con el resto de la isla, aparecen elementos migratorios.

Leyenda

        Poblaciones        Primeros centrales           Zonas productoras de café

 

Fig.2 Distribución geográfica de las regiones cañeras y cafetaleras y los principales orígenes de improvisadores de la décima espinela en Cienfuegos.

     Es posible que las fuerzas productivas que se asentaron en la provincia,              –provenientes de otras regiones–, quizás hallan incursionado en el cultivo del tabaco en sus localidades de otrora (por lo que coincidieran desde antes con la décima), y ya en Cienfuegos la producción cañera y cafetalera fueron sus nuevas formas de sustento, condicionadas por los tipos de suelo y disposición montañosa. Asimismo es bien conocida la afluencia canaria directa al Escambray Cienfueguero sembrando junto con sus principales cultivos las tradiciones, entre ellas la décima. De cualquier forma, la décima dependió para su emergencia de un tiempo breve, porque ya las guerras de independencia se acercaban para devastar el sosiego necesario al desarrollo cultural.

     Pero, ¿Por qué teniendo un desarrollo azucarero, fue la décima la que se impuso y no las tradiciones del continente negro? Lo primero que debe pensarse es que aunque el desarrollo azucarero fue el que se impuso en Cienfuegos, la esclavitud como medio de trabajo pervivió, al menos legalmente en esta región, por un período no superior a los cincuenta años después de su fundación, en contraste con cuatro siglos de esclavitud en la región oriental; además la mezcla resultante del criollismo ya alcanzaba también a los esclavos para los años del auge azucarero en Cienfuegos, y estos ya compartían gustos con sus amos. Otro aspecto es que el desarrollo de la industria azucarera, aunque lejos aún de un impulso considerable, era notablemente superior al de sus inicios en Cuba. Por otra parte, una parte considerable de los inmigrados eran de origen español o descendientes de estos, por lo que las tradiciones arraigadas provenían del viejo continente y no del africano.

     Una excepción en el proceso de selección popular de las tradiciones canarias es la región palmireña, donde las raíces africanas se anclaron profundamente en el trasfondo cultural popular; pero una visión general (refiriéndose a toda Cuba) del hecho es explicada por Roberto Manzano en el libro El bosque de los símbolos, patria y poesía en Cuba (tomo I, siglo XIX; p. 26):

 “Los esclavos negros nacidos en África conservaron aquí y transmitieron a los suyos su acumulación cognoscitiva y sensible, según las culturas de origen, en la más absoluta clandestinidad, dadas sus precarias e indignas situaciones vitales. (…)Los hijos de los hijos, tanto como en la cultura de los amos, hilaron la visión de un nuevo mundo y los ingredientes para una nueva poesía a partir de sus dramáticos fundamentos. Y los que más posibilidades tuvieron de alcanzar el reino de la expresión fueron los esclavos, o los descendientes de estos, que estaban lejos de los molinos de los ingenios, donde no solo se extraía el jugo de la caña sino también el de los hombres”.

     Cuando se indaga en esta disyuntiva (desarrollo decimístico-tradiciones afro), se observa que los descendientes de africanos superan con creces a los que descienden de españoles y aun así, se sabe que Palmira es un municipio admirador de la décima campesina, con repentistas destacados en la provincia, ejemplo de ellos son, el legendario Juan Graña, los hermanos Quinteros y más actualmente Yoanis García. Tal vez lejos de los ingenios la poesía afro se mezcló con la canaria encontrando un equilibrio perfecto entre las tradiciones africanas e ibéricas, mediante un proceso selectivo de tradiciones que se sustenta en la mezcla de la religión y las festividades populares.

     De igual modo, si se tienen en cuenta los municipios cienfuegueros donde la décima emerge con fuerza tendremos a Rodas; allí se asentaron algunos de los primeros centrales cienfuegueros como el de Lequeito y Parque Alto. Por aquellos lustros, se establecieron entre la actual cabecera municipal y el poblado de Cartagena, la familia Oramas, ancestro de los poetas y sorprendentes tonadistas Domingo Oramas, Juan García y Jorge Sosa, en estrecha relación con la producción azucarera de la zona; de la misma familia proviene William García, que más tardío, pero no menos sorprendente, ha emergido en el arte de la improvisación. De este mismo municipio es el paradigmático Ciprianito  García El cantor del Damují, quien enaltece los valores de la décima improvisada en la actual provincia de Cienfuegos.

     Otros asentamientos españoles dependientes de la emigración y coincidiendo con las zonas de producción cafetaleras, se localizan en La Sierrita, Finca Palmarito, asentamiento perteneciente al municipio de Cumanayagua, donde se aplatanaron los españoles de apellido Bereaux y Franco, originarios de Vizcaya y la familia León, descendiente también de españoles y que dejaron como legado un señorío de músicos innatos, tonadistas, guitarristas y poetas que mantienen como en pocos lugares ya, las periódicas canturías rurales, entre ellos Margarita León, Osvaldo León, Yusbiel León, Cristina León y la generación anterior (Pedro “Titín” León, Genoveva León, José Antonio León y Teobaldo León), que ya por su avanzada edad, no participan en ellas. Los más jóvenes, Cristina y Yusbiel León, productos de la unión matrimonial de José Apolinar León y Maribel Valdivies (asidua parrandera, cantante de sones y montunos), esta última proveniente del otro macizo del Guamuhaya o Escambray Cienfueguero, que conduce al poblado del Mamey; región donde las canturías eran notables por la presencia del poeta y admirador del punto Yayo Fundora (natural de Yagarusa)  y otras familias, además de que el gusto por la décima en esta zona era generalizado por la rica afluencia canaria a la zona.

     De Cumanayagua es también el talentoso poeta Luis Gómez Martínez, del Abra de Castellón, descendiente de españoles, quien a temprana edad peregrinara por toda Cuba y estableciera su reinado en la Tonada Carvajal. Es necesario aclarar que la zona donde se enclava el Abra de Castellón era sitio de cultivo de la caña, tributando al central Cantabria, motivo por el cual algunos españoles y criollos descendientes de ellos se asentaron en la zona.

Cumanayagüense de nacimiento es también el poeta Pablo Marrero Cabello, destacado improvisador que abandonó su tierra natal para asentarse en la Habana, donde por muchos años dirigió programas radiales y obtuvo mención en el concurso 26 de julio, en el año 1977; aunque su voz no era la más dulce al oído, llevó la improvisación a planos elevados. Cumanayagua sufrió el proceso de movimiento masivo de familias desde el Escambray Cienfueguero hacia Pinar del Río por motivos ajenos a los culturales, lo que trajo como consecuencia un vacío extraordinario en la continuación del aprendizaje de la improvisación y la genética misma, además la población que inmigró para ocupar los puestos desolados, para nada ha interferido el asueto poético de la zona.

     De Abreu, que también tuvo un auge azucarero con asentamientos españoles notables, es la familia Segura, de donde brota Nazario Segura como su mejor exponente de la estrofa decimera y un espectacular cantador de seguidillas, a guisa de inagotable río.

     La rama geográfica Cruces-Lajas, rica también en el desarrollo azucarero, implica poetas de destacada notoriedad como son Asael Díaz “Candelita”, Rey García, Robertico García, Emigdio Guzmán (compartido con el territorio de Aguada de Pasajero) y Rigoberto Ortiz este último excelente escritor de décimas que guardan el límite exacto entre lo oral-tradicional y la décima escrita.

     La capital cienfueguera fue y es suerte de destacados improvisadores, nacidos en su seno o arraigados en él. Entre estos cabe mencionar a Ramón Roque, una de las voces más melodiosas de su época y trascendiendo a la actual; Hipérides Zerquera, Ramón Espinosa, Wilfredo Sacerio, Fransisco Echazábal, Modesto González, y Bárbaro García.

    Un lugar especial merece la Sabana de Miguel, tierra donde la décima ha sido el reggaetón de todos los tiempos, la mejor de las modas. De esta campiña brotaron  el poeta Jovier Morera (emigrado a los Estados Unidos y supuesto creador de la tonada La Cumbancha) y la familia Figueredo;  tierra donde los músicos empíricos abundan. Sería casi imperdonable olvidar a Ramón Sánchez (padre de la Familia) y Rolando Sánchez (improvisador de alta imagen) excelentes y resistentes guitarristas; Mongo Sánchez, maravilloso laudista; Roberto Sánchez admirable percusionista empírico y más tarde improvisador; Nereida Figueredo (madre de la familia) tocadora de güiro y claves. Los hermanos de Nereida son improvisadores, el más notables de todos es el paradigmático Arnaldo Figueredo, que no ha tolerado espacios vacío y ha transferido a sus hijos y en especial a Osdany Figueredo, la impronta de improvisador.

     Todas la zonas mencionadas tienen un enlace común a las raíces españolas y a las zonas de desarrollo cafetalero o cañero o si no en sus cercanías, lo que nos hace, aunque casi cien años después, divergentes y semejantes a la distribución geográfica de la décima.

     La décima en Cuba ha ocupado siempre los sitios más rurales, por lo que, Alexis Díaz-Pimienta en su  libro Teoría de la improvisación (2014) señala como una característica de la décima la pervivencia campesina, y es hora ya de agregar a dicho enunciado, y citadina, (pervivencia campesina y citadina) teniendo en cuenta el desplazamiento desde la zona rural a las ciudades, lo que ha hecho de estas el núcleo central del desarrollo de las canturías y actividades festivas, amén de aquellos desplazados en buscar mejores condiciones de vida, que no olvidan sus fiestas rurales. Bastan como ejemplo Mario Toledo, que periódicamente mantiene su casa activa en canturías en la barriada de Junco Viejo; Justo Leandro más al centro de la ciudad en la Calzada de Dolores; y William García en la barriada de Caonao. Hoy también se establecen y proliferan talleres de repentismo infantil para cubrir un poco la deuda histórica con la décima y la no proliferación, por factores de toda índole, de excelentes poetas que viven en el silencio desde la propia infancia, porque:

Hoy hay quien piensa ridículamente que es música monótona desprovista de belleza melódica y de la impronta de la creación.

(Barnet, 2011: 180)

Cienfuegos, con sus atipicidades, es un núcleo formal y autóctono de improvisadores que han viajado por el escabroso laberinto del tiempo, para escalar las altas rutas del gusto popular. Consigna un despliegue cultural de las formas primitivas de creación decimista; pero sin perder la esencia misma, la magia que brota de sus más internos afluentes. La décima continúa siendo un abanico que abre sus extremos en las manos de Espinel, desde el Siglo de Oro español hasta el siglo XXI, sin perder la frescura se actualiza y enaltece sus valores; a la vez que se encumbra en la voz de sus cultores realza a Cienfuegos: no se concibe el desarrollo de una sociedad cuando no tiene asiento en los orígenes que establecen la diferencia. 

  • Las Bucólicas constituyen la primera de las grandes obras del poeta romano Virgilio. Tiene una extensión de 111 versos. Esta égloga imita los idilios IV y V de Teócrito.
  • "Los árabes y musulmanes de la Edad Media aplicaron el nombre de al-Ándalus a todas aquellas tierras que habían formado parte del reino visigodo: la Península Ibérica y la Septimania ultrapirenaica.", Eloy Benito Ruano, Tópicos y realidades de la Edad Media, Real Academia de la Historia, 2000, p.79
  • Sánchez y Escribano “Un ejemplo de espinela anterior a 1571” en HR 1940, VIII, 349-351.

*Tomado del libro inédito Ensayos entre guitarras y laudes.

Yusbiel José León Valdivies (La Sierrita, Cumanayagua 1987). Dr. en Medicina, especialista en Neumotisiología, escritor, poeta improvisador y crítico literario, profesor de la Cátedra Experimental de Repentismo del Instituto Superior de Arte y del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado. Ganador en la modalidad de décimas en los encuentros debate de talleres literarios municipales, Cumanayagua (2011, 2012, 2013, 2014). Premio en la modalidad de poesías libre en los encuentros debate de talleres literarios municipales, Cumanayagua (2013, 2014). Segundo Premio en la modalidad de décimas en el encuentro provincial debate de talleres literarios Cienfuegos (2012), Premio en la modalidad de décima y poesía libre en el encuentro provincial debate de talleres literarios, Cienfuegos (2014). Finalista del Concurso Nacional de pies forzado “Soy la décima guajira” (2012), Premio en el Concurso Regional Central de Improvisación “El Clarín de la Montaña” (2012), Mención en el Concurso Nacional de décima escrita “A la Palma” (2013). Primer  Premio en el Concurso Regional Central de Poesía Libre Zenón Rodríguez convocado por el municipio de Cumanayagua. Creador y jurado del Concurso Regional Central de Décimas “Luis Gómez Martínez” (2014) y festivales de tradiciones campesinas municipales. Trabajos investigativos, ensayos, crítica y otras obras de creación literaria suyas aparecen en la revista digital Calle B.