Por Nélida Puerto

En ese otro mundo, que no recuerdo,
tú y yo éramos el vacío
y no puedo develar
lo recóndito de esta huella.
Allí es donde el tiempo te ha tatuado,
tu maldición escala el laberinto de mi cuerpo
nunca el sobresalto de mi soledad,
no me duele el pasado que no tuve
y tú no me recuerdas.