Por Magaly Ojeda
Vengo a reclamarte.
No voy a llorar
con esta daga
viviendo en mi rebelde corazón.
No voy a traicionar
tú último mandato.
Ya vez
estoy como querías,
con este cobarde aún latiendo.
Fuiste mi sueño inalcanzable
y mi realidad,
encuentros casuales,
sonrisas de viernes feliz
y frustrar la mirada de desnudarte
para mirar tus ojos cielo
hasta que nos robamos
la inocencia
en una playa perdida
entre las rocas y la luna,
mi piel fuego de tu piel
con sabor a mar y arena.
Gané el premio y perdí
el corazón en un suspiro.
Nos prometimos la eternidad y más
de una vida.
Yo quería probar
el vino más seco
la luna más fría
beberme tus ojos
y la tormenta en el espejo.
Tú sólo quisiste quedarte a mi lado,
oír mis quejas, curar mis miedos,
arropar mis manos,
guardar mi voz,
llorar conmigo
y levantarme cada vez que me caía.
Ahora
cómo voy a encontrar
nuevas formas
para enamorarte al anochecer
cada vez que te traiciono,
porque este maldito
músculo hueco
tan perdido sin ti
se ha negado a
dejar de latir
y hoy quiere reclamarte.