Por Orlando Pérez González

 

Un rostro se pierde
en la ciudad que pierde,
calle en tráfico seco
más ron de pesadilla.

Un rostro se pierde
en tinieblas a lo Poe
y nos raspa el juicio que le haremos.

Se pierde riñéndose la tumba
sin imaginar la paradoja.
Se espuma en el pavimento analfabeto,
y ya es trapo en la basura;
comercia la última mirada,
arpón de la otra esquina.

Un rostro se pierde la escena del cadáver,
se pierde
y la ciudad queda sin rostro,
y yo tiemblo en la otra esquina.


Tomado de Poetas de fin de siglo en San Felipe de Cumanayagua. Ediciones ¡Ánimo!, 1999, Cienfuegos, Cuba. (N. del E,).