Por Claudia Teresa Cabrera

 

Me corona muy temprano,
desde su pecho sensible,
ese padre bonancible
que me guía con su mano,
con un amor siempre sano.
De animarme no se cansa,
y en raíz de la bonanza
alivia cualquier fatiga,
y con la sonrisa amiga
en mi corazón se afianza.