Por Magalys Ojeda

 

                  Con amor para Tony Pozo (Lolo)


Hermano mío:
En el año de gracia del Señor
bendígame por ser
una mujer
más viva.
Aquí estoy a tu espera
con ese aire freudiano
que en nuestra niñez comulgamos
con los chivos y los patos.

Mamá sigue siendo la tejedora de sueños
que siempre nos alimentó la fantasía
y papá el adusto conquistador
que nos espantaba los fantasmas.
Luis casi no alcanza
para tanto dar
entre guardias y mensajes.
Pepe ha engordado unas libras,
está más calvo
y nos visita menos.
Tita cuida sus bonsáis
con el mismo entusiasmo
con que mima a sus nietos distantes.
Los muchachos de tanto estirarse
nos han dejado pequeños.
Tu perro tan bien cuidado
falleció de una indigestión
y está santamente sepultado.
Tus amigos se preguntan
en qué mes regresarás.
Cuando vuelvas
apostaremos al seguro
y nos vestiremos con tu suerte.
Recordándote con fervor
guardes tu Degas
amuleto de nuestros ancestros
que llevaste por tus giras.
Acuérdate de las profecías
del agorero
y por favor
regresa.
Por tu santa voluntad
será la mejor noticia
que tendremos en el milenio.

De: Letras, pájaros fugaces (pp. 31-32). (N. del E.).