Por Nicolás Águila

 

Siempre viene bien el consejo de Vinícius de Moraes sobre el amor en la pareja. Aquel par de versos de corte paradójico con que remata su 'Soneto de la fidelidad': “Que no sea inmortal puesto que es llama / mas que sea infinito mientras dure”. El poeta brasileño –más conocido como autor de la letra de “La chica de Ipanema”— se refería, obviamente, a la pasión que se desboca cuando se le van los frenos de la razón, y no tanto a la relación matrimonial, más madura y estable pero no siempre igual de apasionada. Vinícius era consciente de la fugacidad de la dicha y apostaba al aquí y ahora, al carpe diem del que sabe que la felicidad viene con fecha de vencimiento y apenas se reduce a esos instantes fugaces eternizados en su breve intensidad irrepetible.