Por Orlando V. Pérez
Descarnadamente feliz,
desgarradamente alegre,
desvirgadamente armado
de futuro,
de impaciencia.
Inestablemente seguro,
por un camino
de quebrados puentes.
Y al correr las cortinas
oír gritar a Pierrot:
“¡En mi propia patria
un paria soy,
para siempre mía nunca más!”
Visionario
“Yo he visto al águila herida
volar al azul sereno”.
Yo he visto todo lo bueno
y lo malo de la vida.
Yo he visto la gris partida
de un hijo desde mi seno,
y me he vuelto tan ajeno
que, hasta en mi propia guarida,
“yo he visto el águila herida
volar al azul sereno”.