Por Nicolás Águila

  

La radionovela “El derecho de nacer”, de Félix B. Caignet, era radiada en horario nocturno y paralizaba a toda Cuba allá por 1948.  Siempre fuimos un pueblo novelero, qué le vamos a hacer, amante del lloriqueo y la sensiblería. A tal punto que las iglesias se vieron en la necesidad de modificar sus horarios para que los feligreses acudieran al rosario por la noche. Asimismo, los cines interrumpían, por falta de público, la proyección de las películas durante la transmisión de “El derecho de nacer”. Incluso, en ocasiones, se llegaron a suspender sesiones vespertinas en el Congreso de la República. Fue el gran triunfo de Caignet y el nacimiento y apoteosis de la novela radial, precursora de la telenovela, cuya creación se debe a la prolífica escritora Delia Fiallo, con razón considerada Madre de la Telenovela Latinoamericana.