Por Mariam Aguilar

Había una vez un ratón que se llamaba Yéremi y un gato que se llamaba Lázaro. Ellos siempre se peleaban. Un día quisieron jugar a los piratas, pero como no encontraban nada con qué jugar, la mamá de uno de ellos les prestó un cofre con galleticas dentro. Desde entonces, les dio por jugar todos los días a los piratas que buscaban un cofre escondido, hasta que crecieron y se volvieron adultos.