Por Alberto Vega
Dime tú, Van Gogh, desanda
los trillos que van al Sena,
y Teo muere de pena
y nadie sabe en Holanda
del pintor. La vida anda
en cotidiano ajetreo,
cae una oreja, la veo
entre girasoles mustia,
y el cartero siente angustia
llevando cartas a Teo.
Dime tú, querido abuelo,
tú, que de la vida sabes,
quién puso a volar las aves,
quién pintó de azul el cielo.
Quién le grabó al arroyuelo
la melodía al pasar,
quién puso el Sol a brillar,
por qué la Luna es hermosa
y qué mano prodigiosa
echó las sales al mar.
Dime tú, abuela querida,
tan sabia, tan maternal,
quién tejió el primer pañal
para arroparnos la vida.
De qué senos repartida
brotó la leche materna,
quién puso tan dulce y tierna
tu mirada permanente,
qué era la Castalia Fuente
y por qué no eres eterna.
Dime tú, por qué la Luna
tiene diferentes fases,
y háblame de los compases
de una tonada montuna.
Explícame, una por una,
las letras del diccionario,
quién inventó el calendario
y el creador de La Lira,
y por qué la Tierra gira
sobre un eje imaginario.
Dime tú, quién escribió
los versos “Tórtola Mía”,
en qué provincia vivía
y qué libros publicó.
Qué enfermedad lo levó
a una incurable locura,
dónde está la sepultura,
cómo se llamó este hombre,
en qué lugar lleva el nombre
una casa de cultura.