Por José Martí

I

Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes
Y hacia todas partes voy,
Arte soy entre las artes
Y en los montes, monte soy.

Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.

Yo he puesto la mano osada,
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó sobre mi puerta.

Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.

 

III

Odio la máscara y vicio
Del corredor de mi hotel;
Me vuelvo al manso bullicio
De mi monte de laurel.

 

IV

¡Volveré, cual quien no existe,
Al lago mudo y helado:
Clavaré la quilla triste:
Posaré el remo callado!

 

V

Si ves un monte de espumas
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte y es
Un abanico de plumas.

Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.

 

XLVI

 ¡Verso, nos hablan de un Dios
A donde van los difuntos!
¡Verso, o no condenan juntos,
O no salvamos los dos!