Ahora que me percibo bella, que insinúas
ese bojeo carnal ajeno al mío,
la mayoría de las tardes no me dejan dormir.
Ahora que las amigas de mi hermana se insinúan,
que las guerreras tienen un léxico superior al hombre,
la mayoría de las niñas no te dejarán dormir.
Ahora que domas tantos nombres menos el mío,
con cierto tono de sombra en el desastre
me invento en blanco tu estatuilla:
pletóricos senos, creyéndote en ella,
queriéndola mucho.
Ahora pudiera ser taimada,
ponerme la eutanasia sobre el nervio
donde terminaba tu ficción.
De Chelsea Hotel