Por Ivett Orozco

Me queda mi imagen,
la transparencia en el espejo,
un aliento feroz quejándose
                  en las profundidades.
Ella pega su sexo al mío indicando
                  a dónde ir si me desangro.
Soy un gemido,
                  ella es el eco.
Siento que estallo.
Recuerdo y nada existe.
Ambas buscamos palabras,
una posibilidad para estar más cerca.
Muerdo el lado oculto

                  donde se lanzan las aguas.
Ella devora el abismo,
la voz revienta tímpanos.
Los dedos viajan hasta la entrada
                  de otra imagen.
Ahora queda quieta,
limpia el lado marchito donde
coloqué mis manos.
Vuelvo a besarla temiendo que escape
y me diluyo dentro de rostros,
                                                        manos,
                                                                     sexos.
Caigo al suelo libando mi furia,
escondiendo el sudor
que incendian mis piernas.

 

Blanco Inmóvil

Para Juan Carlos Flores

El poeta libera la estrofa de probables asonancias.
El rugido del mar mitiga la impaciencia de la lluvia.
El poeta vuelve sobre la página,
no deja de pensar en la cuerda,
que dentro de pocas horas,
aprisionará su cuello.
Las píldoras aún permanecen sobre la mesa.
En breve su cuerpo balanceándose en el balcón
definirá la última elegía.

Los poemas aquí incluidos pertenecen al libro La borrasca (Editorial Voces de Hoy, Estados Unidos, 2020), con el que obtuvo el 1er Premio en el Concurso de Poesía El Mundo lleva Alas, 2019. (N. del E.)