Por Joel Garnier
Al pueblo de los molinos
que giran sus aspas
como si la victoria fuera cierta
no hay sanchos ni quijotes
solo locos que no mienten
y eclécticos helechos erguidos en las ruinas
del hotel donde hicieron el amor nuestros abuelos
los muchachos braman no regresan
a sus liras desvisten en las azoteas
y en las tertulias de amarillos perros
los poetas le roban la sapiencia a otros poetas
no recuerdan las musas primigenias
ni aquellas estocadas y estandartes de los años ochenta
sino que esbozan con sus cuerpos
autores consagrados a Baal
baladas de Lennon y McCartney
escarabajos que lapidan las flores de algún mártir
en fin amigos míos
la muerte no se sienta en el parque de una aldea
a beber el alcohol con sus fantasmas
y aunque se disfraza de editora
tampoco se sienta a meditar si el texto muerde
hemos seguido afeitando el espejo
cuando el rostro se ha ido oh Cruces
los de la izquierda se ven mejor a la derecha
que siempre está a la izquierda de la izquierda
afuera está lloviendo
y son como el buen vino
los que a sus flechas dan comida
los que hacen ruido cuando aman
los que tensan los agrietados arcos del Hotel Cosmopolita
sobre sus lomos pasan dinosaurios y hormigas
mirad cómo se besan y aplastan mutuamente
El puente
cubre las cabezas de animales estoicos
que navegan al paso de los siglos
sus cuerpos fueron muros elocuentes
derribados tal vez por los elogios
no miente el epicúreo latir de las columnas
apuntando a constelaciones satélites espías
y mi casa no está en Madrid ni en Cruces
ni en el traspiés arrítmico del sueño
sino bajo el puente
sus endémicos amigos no saludan la furia
del cangrejo que divaga las playas del ocaso
el puente es surcado por los pájaros del deseo zaherido
las burbujas codician su estatura
y es fortuna vivir bajo su sombra
los extremos intangibles son el alfa y el omega
el puente es loado por insignes
cabezas del dolor
cabezas sin cabezas
cabezas de hambre
arquitectónicas cabezas
recién cortadas de la escafandra de la vida
Hombre asido al viento
llevas una naranja para enjugar el más allá
los ojos del elfo moribundo que avanzan carne adentro
y el sol anuncia sus dolencias
como reptil que aúlla en el abismo
un valle te convida
a no morir distante sin pretextos
hombre que cabalga sobre un péndulo
el tiempo es la humareda de los sacrificios
su eco se despeña contra un espejo de alucinaciones
líbrate de esa aureola que persigues
hundiendo las naves del siglo venidero
todo puede ser inverosímil
hombre azotado por flores nocturnales
los órganos sagrados no deben pernoctar lejos de casa
quien muerde la naranja se ilumina
despierta en otra senda
se sumerge en otro charco
Con este conjunto de poemas el autor obtuvo Premio en el Concurso “Zenón Rodríguez” 2021, convocado por la Casa de Cultura Habarimao, de Cumanayagua, Cienfuegos, Cuba. (N. del E.)