Cuanto quisiera arrancarle
unos minutos a la tarde
detener su andar
dilatar su caída
revolverla y deglutirla
en mi taza de café
humeante despidiendo
su vapor.
Entre azul y blanco
sólo una sólo una
confesión.
Cuanto quisiera arrancarle
unos minutos a la tarde
detener su andar
dilatar su caída
revolverla y deglutirla
en mi taza de café
humeante despidiendo
su vapor.
Entre azul y blanco
sólo una sólo una
confesión.