Por Marcelino Nodal
Ciego de Ávila lo vio
llegar con un diccionario
de rimas en el armario
que nunca le envejeció.
—¿Quién eres? —le preguntó
el Ciego al desconocido.
—Soy Luis Gómez, y he venido
para hurgar con mis raíces
el suelo de los mambises
que me honran el apellido.
El hotel de mis estrellas
le sirvió de alojamiento
a aquel viajero sediento
de versos y de botellas.
Aquí quedaron las huellas
de aquel sinsonte de sal
que a mi nido musical
le enamoró la garganta:
por eso mi Ciego canta
la Tonada Carvajal.
Tomado de: Bajo el ala de un sinsonte. La Pereza Ediciones (Miami, Fla., EE.UU., 2017). (N. del E.).