Llevo una loba en mi pecho
 siempre callada en acecho
 sutil ¡lista a devorarte!
 es su manera de amarte.
 A veces soy pan, tú el vino
 yo la hembra en el torbellino
 tú mi hombre dulce, viril
 un acertijo febril
 en el agua del molino.
Nuestras pelvis en aullidos
 somos cóncavo y converso
 de la moneda el reverso
 hasta perder los sentidos
 en laberintos movidos.
 Relativo y absoluto
 la eternidad, un minuto
 balbucea la mudez
 desciende el cielo a mis pies
 con el hartazgo del fruto.
 
											 
   
  
 
						













