Por Miguel A. González

  

A veces soy una liebre
De asustada prontitud.
A veces soy la quietud
Desmedida del orfebre.
A veces soy el pesebre
Dormido en la soledad.
A veces soy dualidad
De un extraño movimiento,
Duende que camina lento
A toda velocidad.

A veces soy un sendero
Para el hambre del zapato.
A veces soy el retrato
Minúsculo del lindero.
A veces, al sol espero
Con tanta urgencia de luna.
A veces soy la aceituna
Que da el alivio al licor.
A veces soy el pastor
Que reza frente a la cuna.


A veces soy la represa
Con ensueños de cristal.
A veces soy litoral
Del río de la pobreza.
A veces, voz de riqueza
Se agolpa en mi pensamiento,
A veces soy un intento
De grito en la remembranza,
A veces soy la esperanza
Que sucumbe en un lamento.

A veces soy un oleaje
De mar con ansias de arena,
Otras veces soy la pena
Vacía de mi equipaje.
A veces soy el tatuaje
Del cruel invierno de Alaska,
A veces soy quien se atasca
En un otoño sin fe,
a veces llora mi pie
la risa de la hojarasca.

A veces yo soy un perro
Ansioso sin una cena.
Otras veces soy cadena
Con un grillete de hierro.
A veces soy testaferro
Del cadáver de un latido,
A veces soy el sonido
Virtual del agua que cae,
A veces soy quien atrae
La esencia de algún gemido.

A veces soy arroyuelo
Que en el cauce se desborda,
Otras veces soy la sorda
Letanía del anzuelo.
A veces soy el desvelo
Que mira al corcho flotante,
Otras veces, pez distante
Con temor a la embestida
Como si tras la mordida
Se presagiara el desplante.

Un árbol, a veces soy,
De regia musculatura
Y la noche se tortura
Cuando mis hojas no doy.
A veces no sé si voy
Por un camino imperfecto,
A veces soy trazo recto
Y otras tantas soy recodo.
A veces descubro el modo
De hipnotizar al trayecto.

A veces soy un guijarro
De enfurecido relieve,
Otras veces soy la nieve
Que oculta un techo de barro.
A veces soy un cigarro
Nutriente de nicotina.
Otras veces soy la esquina
De la calle sin aliento
O un peregrino en el viento
Vertical de la rutina.

A veces soy una copa
tibia en la mesa de un bar,
a veces voy a la par
de quien bebe y desarropa
su orgullo.  Como una tropa
desarmada, soy a veces,
y persigo en los cipreses
al reptil del albedrío
para aminorar el frío
que me contagia los meses.

A veces soy agujero
Para el rayo matutino,
A veces soy torbellino
Donde se funde el acero.
A veces soy el sendero
Por donde mis pasos doy.
A veces al mundo voy
Con la mirada desierta
Sin saber a ciencia cierta
Del caminante que soy.

A veces pienso que soy
de una cumbre diamantada
y el dolor de la estocada
se eterniza cuando estoy
callado. Otras veces voy
hacia el lugar más sombrío
pero cuando del vacío
arranco llamas de fe,
entonces descubro que
soy de un paraje con brío.