Por María Salomé Pérez

 

En arrebol, cuesta arriba
pido a Dios por un
milagro
y en el acto me
consagro,
viejo barco a la deriva.

El mar me entrega
violetas
figuras de sal,
siluetas
los peces en su rumor
por escamas, llevan flor
entre las altas
goletas.