Por David Almeida Martínez
Cuando Romanof cayó enfermo de locura, había destruido ocho ciudades, promovido treinta combates y atravesaba medio continente. Meses antes del desquicio, llegó a su tienda el anónimo regalo: un libro. Durante todo ese tiempo nadie supo de qué trataba; solo le veían leer a la luz de las lámparas.
El doctor Bolaños, tras ver al caudillo en febriles lecturas balbucear ideas, anotar palabras y desarrollar un insomnio implacable, sería quien diagnosticara la demencia. Solo Bolaños conoció qué libro había recibido Romanof, quien murió luego de devorar todas las páginas.
Junto al catre, un poemario de Neruda.
Con este cuento el autor obtuvo un Tercer Premio en el Concurso de Minicuentos convocado por la Cátedra de Literatura de la Casa de Cultura de Marianao, La Habana, 2020. (N. del E.).